En nuestros talleres y proyectos buscamos ver las maneras en la que la ropa vieja, puede volver a ser util y conformar piezas nuevas para hacer mensajes, bolsas, ropa nueva, adornos, regalos, manteles y mucho más. También vemos maneras atractivas de remendar las piezas que usaste y amaste hasta que se rompieron.
La única limitante es tu propia imaginación.
¿Por qué usamos solo tela usada?
Menos contaminación
A nivel internacional, la producción textil contribuye más a la contaminación y al cambio climático que los vuelos internacionales y el transporte de bienes (combinados). Los procesos agrícolas contaminan la tierra con fertilizantes y pesticidas, a la vez que sobreexplotan fuentes de agua, por ejemplo en la producción de algodón.
Muchos de los procesos de producción posterior, como los tintes, también vierten desechos muy tóxicos a aguas superficiales, que ya no sirven para consumo humano de las comunidades cercanas.
Además, la ropa sintética (por lo menos un 50% de la ropa de uso cotidiano tiene alguna composición sintética) está llenando las aguas superficiales del planeta de micro-fibras de plástico.
Al usar ropa usada para nuestras creaciones, evitamos apoyar a la industria que sigue con esta operación y manufactura tan dañinas.
Menos explotación
Los procesos de producción de materia prima (fibra, hilo, tela) y la confección de ropa dependen actualmente y para que la ropa sea barata, de millones de trabajadores en países con pésimas estructuras de protección laboral.
Es un hecho que para que una prenda sea barata en el centro comercial más cercano a tu casa, alguien está cobrando un sueldo insuficiente para una vida digna. Puedes usar la app de Good On You para checar los estándares de las marcas más conocidas.
Al crear algo nuevo con ropa vieja, estás evitando contribuir a las ganancias de las empresas que forman parte del sistema explotador.
Menos basura
En la Ciudad de México, investigadoras de la UAM-Azcapotzalco calculan que se va a relleno sanitario entre 300-500 toneladas de ropa y tela cada día. Y esto es solo contando la basura doméstica, sin considerar lo que se desecha de fábricas. Mucha de la ropa y tela que se tira es casi nueva. Pero incluso la ropa gastada puede tener otra vida a través de la transformación y re-creación.
Abaratar la ropa (mediante un sistema explotador) ha hecho que la mayoría de la población empiece a verla como desechable, y así cada vez contribuye más al enorme volumen de basura que producen las ciudades.
Al remendar tu ropa o usarla para hacer algo nuevo, estás asegurando que esas telas no lleguen al relleno sanitario de tu pueblo.
Menos huella de carbono
Si haces algo nuevo con tela de re-uso, desviada en el camino al relleno sanitario, estás evitando toda la huella ambiental asociada a la creación de materia prima nueva. Esa huella se contabilizó en la prenda original. La creación de una pieza con tela reciclada sí tiene una huella (energía para la máquina de coser si la usas, hilo nuevo, algunos detalles nuevos como cierres si los requiere) pero es mucho menor porque el peso del «daño» está en la producción de la tela original.
Si quieres saber más sobre la huella de carbono de las bolsas de algodón nuevo, papel y plástico según los cálculos de ciclo de vida, pica acá.
Otras maneras de impactar la industria textil
Por todas las razones expuestas antes, recrear, remendar y re-usar tu ropa vieja es una acto de rebeldía contra el sistema consumista de la industria textil.
Todas estas acciones te llevan a comprarle menos y así dejar de alimentar el sistema. De la misma manera puedes comprar de segunda mano, intercambiar con amigos, usar prestado y comprar directo de artesanos.
Checa nuestros talleres aquí.
Otras fuentes de información sobre la industria textil
Podcast sobre maquilas en Morelos, México
Documental de DW sobre la industria de la moda
Página de Fashion Revolution (en inglés), el movimiento internacional más grande sobre temas de derechos humanos, laborales y ambientales. Fundado después del colapso de Rana Plaza en Bangladesh (abril 2013) en el que murieron más de mil trabajadoras y trabajadores textiles, y muchos más quedaron malheridos, porque los dueños no hicieron caso de los avisos de daños estructurales en el edificio.