Estoy aprendiendo a cocinar salado con amaranto, también llamado kiwicha en la región andina. Si sabes más recetas por favor mándamelas porque en México el amaranto se ve principalmente inflado (como para agregar a un cereal) o en alegrías (barritas de cereal dulces o semidulces).
Nota botánica: las especies de amaranto o kiwicha de los Andes y de México no son exactamente las mismas pero sus semillas se pueden usar de maneras muy similares! (Ya lo estoy comprobando.)
Primera receta que pruebo (con agradecimiento a los muchos sitios peruanos que usan la kiwicha en platillos salados):
Diversas otras verduras que tengas a mano (picadas)
3 cucharadas de salsa de soya (y más al gusto)
2 cucharadas de aceite de coco o oliva
Sal de mar y pimienta
Tostar el amaranto levemente (sin que se infle) y cocinarlo con mucha agua hasta que quede al dente. Se infla mucho, dale por lo menos 3 veces más agua que amaranto. Colar y dejar a un lado.
En una sartén grande sofreír la cebolla, el jengibre y el pimiento.
Agregar demás verduras que quieras (ideas: zanahoria, coliflor picado, brocolí, calabacita … es una buena oportunidad para aprovechar las verduras que tengas en el refrigerador)
Agregar el amaranto. Mezclar bien y sazonar con salsa de soya, pimentón, sal de mar y pimienta.
La cera de abeja es una materia renovable en principio pero también muy difícil de producir.
Para producir medio kilo de cera, las abejas deben consumir 3 a 5 kg de miel, lo cual implica visitar 30 millones de flores.
¿Cómo hacen cera las abejas? Las abejas más jóvenes se juntan para aumentar su temperatura. De unas glándulas debajo de sus abdómenes empiezan a crear puntitos de cera de 1mm y otras trabajadoras las recogen para usarla en la construcción de la colmena. Fuente.
Todos los productos que a los humanos nos gusta aprovechar de la colmena le cuestan mucho trabajo a estos pequeños insectos comunitarios que están en problemas por la manera en la que el ser humano se conduce con tantos contaminantes en el medio ambiente, y la agricultura industrial, con monocultivos (muchos sin floración) y fertilizantes y pesticidas.
Sin embargo, si solo necesitas unas pocas velas al año, quizá las velas de cera de abeja sean de las menos contaminantes. Yo hice estas con la idea que me sirvan para mi Altar de muertos durante varios años.
Cómo hacer velas de cera de abeja
Materiales
Cera de abeja (con aproximadamente 700g hicimos 4 velas en frascos pequeños). Puedes comprarla con Abejas de Barrio
Frascos pequeños de re-uso
Un hilo grueso 100% de algodón u otra fibra natural (no lo he intentado pero seguramente funcione también con yute por ejemplo, haz una prueba antes de hacer varias). Asegúrate que no tenga otro material combinado; no quieres estar respirando humo de poliester cuando prendas tus velas. Yo usé una cuerda delgada que encontré en la casa, pero le tuve que retirar unos hilos plásticos que tenía en el centro para dejar solo el algodón exterior.
Unos palitos de re-uso o lápices (los podrás seguir usando después)
Instrucciones
La cera de abeja suele venir en unos bloques grandes. Corta lajas con un cuchillo filoso o ralla la cera.
2. Ponlos a derretir a baño maría. Si no tienes una olla especial puedes poner un pyrex de vidrio o un bowl de metal adentro de una ollita de agua caliente.
3. Corta unos pabilos unos centímetros más largos que la altura de tus frascos. Y sumérgelos en la cera líquida y retíralos para que enfríe y se solidifiquen. Tener el pabilo recubierto de cera hace que quemen mejor luego.
4. Enrolla o anuda tu pabilo a un palito (o lápiz) y suspéndelo dentro de cada frasco.
5. Cuando toda la cera se ha derretido, viertela con cuidado dentro del frasco
6. Déjala enfriar y tus velas ya están listas!
7. Retira los lápices y corta el pabilo a 1cm o menos antes de encender tu vela.
Es normal que al enfriar la cera se achique así que puedes ver que se forman huecos en la superficie de tus velas. A la primera prendida estas desaparecen y se empareja la superficie de la vela.
Para quitar la cera de tus utensilio
Después de hacer tus velas quizá tengas algunos utensilios encerados. Puedes prender el horno. Cuando llega a 100 grados, pon una charola con periódico y tus utensilios (como cuchillo, cuchara con la revolviste, el bowl en el que derretiste la cera) y APAGA EL HORNO. Con el calor residual debería derretirse muy pronto la cera y puedes escurrirla a un recipiente para guardarla o retirarla con una servilleta de papel que puede ir a la composta.
Habrá quien se pregunte ¿qué, las velas no son ecológicas? Las velas normales blancas de las veladoras son de parafina, que es un derivado del petróleo.
Si solo prendes una vela de vez en cuando, no te hará mucho daño, pero un estudio de la Universidad de Maastricht (de Kok et al, 2004) indica que la contaminación del aire en las iglesias con muchas velas es peor que al lado de una vialidad principal. Otro estudio de la Universidad de South Carolina (Massoudi & Hamidi, 2009) demostró que “Las velas de parafina que probamos liberaron químicos indeseables en el aire [como arcanos, alquenos and tolueno]. Para una persona que prende una vela cada día durante años o simplemente las usa seguido, la inhalación de estos contaminantes peligrosos en el aire podría contribuir a que desarrolle riesgos de salud como el cáncer, alergias comunes o asma” dijo el Dr Massoudi.
Estos comentarios sobre toxicidad son sin considerar los aditivos de fragancia que se le agregan a muchas velas comerciales (lee más sobre por qué la “fragancia” no es buena idea).
Además: al ser un derivado del petróleo, la parafina no es biodegradable.
Opciones “eco” – aceites vegetales
Hay ahora algunas velas “eco” que son de cera hecha con aceite de palma o aceite de soya. Ambos aceites (y sus ceras) son productos vegetales y por ende biodegradables y mucho menos contaminantes (el Dr Massoudi los comparó en su estudio).
Sin embargo la expansion del monocultivo de palma aceitera está contribuyendo a la destrucción de las selvas en Asia, América Latina y África con toda su flora y fauna y servicios ecosistémicos asociados y los intentos de regular la industria no han sido muy exitosos (lee más sobre el aceite de palma).
El monocultivo masivo de soya (mayoritariamente transgénica) también está contribuyendo a la destrucción de ecosistemas en muchas partes del mundo (los tres países con mayor producción son Brasil, EEUU y la Argentina). Un ejemplo.
Entonces las velas de aceite de palma y soya son más limpias pero tampoco muy eco porque se vuelve muy difícil de dar seguimiento al origen preciso de las materias primas.
Yo no quise entrarle a ninguna de estas dos porque la destrucción de los bosques nativos, invasion de territorios indígenas y destrucción del suelo fértil son tres de mis áreas no negociables. Si tu decides comprar velas de soya o palma, procura que por lo menos tengan certificación de parte de:
la RSPO (Round table on Sustainable Palm Oil) aunque está demostrado que la organización tiene poco control sobre las acciones de algunos de sus miembros
Aunque estas certificaciones tienen sus problemas.
Velas de cera de abeja
Entonces decidí probar hacer unas velas de cera de abeja para nuestro altar de muertos.
No es una solución perfecta porque siguen soltando humo y la materia prima es un material que —aunque es renovable— es de producción muy trabajosa de parte de unos insectos que están en peligro de extinción. Lee más sobre las abejas.
Cómo hacen cera las abejas
Según la Asociación de Apicultores de Gran Bretaña, para producir medio kilo de cera, las abejas deben consumir 3 a 5 kg de miel. ¿Cómo hacen la cera? Aparentemente las abejas más jóvenes se juntan para aumentar su temperatura. De unas glándulas debajo de sus abdómenes empiezan a crear puntitos de cera de 1mm y otras trabajadoras las recogen para usarla en la construcción de la colmena.
Siendo un producto tan precioso y trabajoso de obtener, y sabiendo que las abejas están en problemas en todo el mundo, debemos de cuidar la cera de abeja y no contribuir a que la demanda lleve a la sobre explotación de las abejas (cosa que ya sucede en la producción industrial de miel).
Mi conclusión hasta aquí es que realmente no hay ninguna vela sostenible para uso constante y cotidiano.
Toda esta reflexión surge porque se acerca el Día de muertos y no quería comprar veladoras «desechables» de parafina para el altar. Después de esta investigación concluí: la verdad en mi casa solo usamos velas para Día de muertos y si hacemos unas buenas de cera de abeja probablemente nos duren varios años, así que decidí que sí era un uso aceptable de una materia tan preciada. Al hacerlas nosotros mismos, comprándoles a Abejas de Barrio, además fue una actividad mucho más significativa que una compra anónima en el supermercado de un paquete de 20 velas iguales. Con unos 350g hicimos 4 velas pequeñas en frascos reciclados que nos durarán varios años.
Así como podemos hacer vinagre casero, también se puede hacer sidra en casa. Lo típico es hacerla con manzanas pero en esta ocasión recibimos un regalo de varios kilos de peras así que la hicimos con pera. Pueden sustituir con cualquier fruta jugosa y hacer experimentos de sidras con diversas frutas.
Materiales
frascos (de reuso es perfecto) o una botella grande de vidrio
cuchillo
extractor de jugos (si no tienes, pide uno prestado antes de comprar)
trampa de aire (airlock) o puedes hacer una con una manguerita y una tapa con un hoyito
Nota: no conviene comprar herramientas cuando estás experimentando. Usa prestado e improvisa. Si ya te encanta el proceso y el producto y quieres hacerlo seguido, ya será momento de invertir en las piezas que hagan falta.
Procedimiento
1. Esteriliza tus frascos: Lava bien más frascos de los que crees que vayas a ocupar. Es difícil calcular cuantos necesitarás la primera vez que haces esta receta pero no hay problema si te sobran, pero no es conveniente que te falten frascos. Hierve agua y dales una o dos enjuagadas con agua hirviendo (cuidado de no quemarse, usa guantes de cocina o detén el frasco con un trapo!). Deja secar en un lugar limpio.
2. Lava la fruta con agua potable para quitar tierra e insectos. No es conveniente usar jabón o desinfectarla porque esto matará a las levaduras naturales de la piel de la fruta. Por lo mismo, conviene que tu fruta sea de un huerto donde no se aplican pesticidas de ningún tipo.
3. Corta la fruta para retirar el corazón. No se pela porque el microbioma que hay sobre la piel ayuda al proceso de fermentación. Por eso: prefiere siempre fruta agroecológica o orgánica (sin agroquímicos).
4. Pasa la fruta por un extractor
5. El bagazo o sólido que recoges del extractor lo puedes guardar (congelado) para usar en galletas y muffins. Es fibra con azúcar de la fruta (un tipo de fructosa, mucho más sana que el azúcar refinada) y otras vitaminas y minerales traza que contiene la fruta.
6. El líquido (el jugo) lo metes en los frascos esterilizados. Es buena idea colarlo antes de pasar a los frascos (pero en las fotos yo no lo colé).
7. Cubre simplemente con tela o tul para que no puedan llegar las mosquitas o esporas de hongos.
8. Deja estar 3-4 días con los frascos destapados pero cubiertos con tela, y revuelve el jugo 2-3 veces por día para que las bacterias y levaduras naturales de la fruta tengan oxígeno. Notarás que empieza a oler a fermento y quizás veas que produce burbujitas. ¡Esto es muy bueno!
9. Al tercer o cuarto día tapa los frascos y ponles una trampa de agua para que se escapen los gases pero no entre aire. Quizá ya tengas una (también conocidas como «airlock») pero nosotros improvisamos 2 con un par de tapas que tenían hoyos, agregando una manguerita y sellándola con silicón multiusos.
En los primeros 3-4 días (paso 8) sucede la mayor parte de la fermentación. Después suele ir bajando el ritmo de fermentación. La trampa de aire es principalmente para evitar que se contamine mientras continua el proceso más lento de fermentación.
10. Dejar los frascos con trampa de aire durante 2 a 3 semanas. Si detectas que se alenta mucho la fermentación (no produce burbujas la manguerita) puedes agregar un poco de azúcar o miel (de preferencia no pasteurizada). Esto también aumentará la producción de alcohol, así que tenlo en cuenta si no quieres que tenga un grado muy alto.
A las 3 semanas puedes embotellar tu sidra y meterla al refrigerador.
Receta de Liliana Osnaya, texto de Dora Napolitano
Siempre he tenido curiosidad por saber qué tan diferentes son para las plantas mis diferentes compostas. Así que hice el siguiente experimento.
Método
Preparé sustrato (tierra, fibra de coco y agrolita) y preparé 3 botes diferentes. A cada uno le agregué la misma proporción de composta (1/3), pero a cada una, un tipo diferente de composta. En cada bote planté un jitomatito germinado de semillas agroecológicas.
Las compostas
Lombricomposta – humus de lombriz, las excretas de las lombrices que consumen los desechos de mi cocina y un poco de cartón y papel estraza (o kraft, como de las bolsas de pan)
Composta sirdo – una composta con inóculo de bacterias chinamperas (aisladas en Xochimilco) donde agrego desechos de mi cocina y algo de materia seca como hojarasca y aserrín
Compostaseca – una composta hecha en una maceta grande de plástico, con capas de tierra, materia seca (incluye hojarasca, aserrín, cartón) y desechos de la cocina. [Ver abajo la nota sobre composta seca.]
Resultado a un mes
Un mes después del trasplante los jitomates se ven así:
Aparentemente los jitomates con lombricomposta son los más felices…
¿Qué significan estos resultados?
Lo que metemos a cada composta es similar: desechos de la cocina, materia seca (como papel kraft, cartón, hojarasca, aserrín). ¿Por qué no es igual el resultado?
Mi interpretación es la siguiente: las «otras» compostas no son menos buenas que la lombricomposta, sino menos concentradas. Es decir que tienen menos concentrado de nutrientes. Lo que agregan las lombrices californianas al proceso es una capacidad mayor de descomposición de los componentes de los desechos para que los nutrientes estén disponibles a las plantas.
Conclusión
Entonces si tu no tienes lombricomposta sino composta seca o sirdo, probablemente tengas que aumentar la proporción de “composta” en tu sustrato a la mitad o más.
Nota sobre composta seca
La tierra que agregas es importante. La “receta” de composta seca que usamos en este experimento incluía buena parte (más o menos 1/3) de tierra arcillosa de mi patio que probablemente tenía pocos nutrientes para empezar. El sistema de composta seca que apliqué podría más bien llamarse un «mejorado» de tierra. Entonces estoy pensando que podría usar esa misma tierra para volver a compostar otra maceta de desechos de cocina y se mejoraría aun más.
Hay otra opción de hacer composta seca que es SIN tierra. Esta tendría un contenido más concentrado de nutrientes (más parecido al producto de la composta SIRDO).
¡Recuerda siempre que las compostas necesitan MUCHA aereación! Si haces composta seca (con o sin tierra) en un bote de plástico tendrás que sacarla a airear con frecuencia (idealmente varias veces por semana). Si tienes una maceta de barro grande y NO impermeabilizada, esta es una mejor opción porque permite la aireación pero no da acceso a las mosquitas (estas no son malas para la composta pero pueden ser molestas). Como sea, necesitan tapa para que no les caiga la lluvia.
En estos tiempos del coronavirus que tenemos que quedarnos en casa, es un momento ideal para poner un huertito en casa, en el patio, en el balcón o en una zona soleada de un interior.
Las papas son una buena opción porque con frecuencia germinan solas en la alacena como las que usé yo para sembrar.
Qué necesitas
Contenedores
Como la cosecha de papas es de la raíz es importante darle mucho espacio de crecimiento a la raíz. Si tienes jardín, plántalas en tierra, aunque solo tengas un patio pequeño, se puede! Si no, busca el contenedor más grande que tengas.
Cómo estamos escribiendo en tiempos del coronavirus, no es tan fácil ir a comprar macetas grandes, así que puede ser en un huacal o caja grande.
Yo aproveché una maceta grande (y rota) que tenía y encontré un espacio en el jardincito.
Sustrato
Como sustrato puedes usar tierra cualquiera, idealmente más bien arenosa y no demasiado arcillosa y mejorada con una buena contribución de composta terminada.
¿No tienes composta? Es el momento de ponerla en tu casa (para tenerla más adelante). También estamos dando talleres de composta y costuras ecológicas. Entérate.
En la práctica, la tierra que yo tengo es muy arcillosa, así que hago mi mejor esfuerzo mejorándola con composta. (No tengo arena para agregarle.)
Papa germinada
Con frecuencia las papas germinan en el cajón de la cocina. Estás las puedes sembrar y hacer muchas más papas.
Ojo: las papas del super pueden haber pasado por un proceso de irradiación que las hace menos capaces de crecer bien. Las mejores para sembrar en casa son las orgánicas. Pero si germinó una del super, siempre vale la pena intentarlo.
Si quieres comprar local, agroecológico y a domicilio en estos tiempos de cuarentena, checa algunas propuestas aquí.
Qué hacer
Materiales
papa(s) germinada(s)
un lugar donde ponerla(s) (espacio en el jardín, un recipiente grande, por lo menos 19L)
sustrato
Combina tu tierra con composta. Las papas necesitan bastante alimento así que puedes ser generosa/o en tus proporciones de composta.
Es importante que tenga buen drenaje la papa (que no se estanque el agua en el fondo del envase) para que no se pudran las raíces. Si tienes, pon grava en el fondo de tus contenedor. Si no tienes grava, ingéniatelas: piedritas que los niños recogen en los viajes, conchas de mar, cerámica rota de la cocina, ladrillo roto, todo ese tipo de cosas «inservibles» sirven para mejorar el drenaje en el fondo de una maceta.
Al inicio no llenes tu contenedor con sustrato. Agrega sustrato hasta la mitad o 3/4 del contenedor y pon tu papa con los brotes para arriba. (Si tienes varios lugares y una sola papa con más de un brote, puedes partirla y plantar media papa en cada lugar.)
Si plantas en tierra, haz un agujero profundo y reserva la tierra a un lado. Pon tu papa en la tierra preparada con el brote principal hacia arriba.
Riega ligeramente en el hoyo y deja crecer.
Qué va a pasar
Pueden tardar varios días (hasta un par de semanas) en aparecer los primeros tallos de la papa, porque primero trabaja en la raíz.
A medida que crece la planta, podrán ir cubriendo el tallo, debajo de las hojas de más abajo. Esto promueve el crecimiento de las raíces y da más sustrato para que se alojen más papas. (Esto funciona de manera similar para el jitomate, para que haga una raíz fuerte también.)
Va a crecer hasta medir entre 60-70 cm la planta. Eventualmente hará flores. Cuando empieza a marchitarse la planta es señal que está lista para cosechar.
Si plantaste en contenedor, puedes vaciarlo y recuperar las papas.
Si plantaste en tierra, tendrás que cavar con cuidado para tratar de no dañar las papas al retirarlas.
(Subiremos las fotos cuando lleguemos al punto. A ver cómo les va a nuestras papas germinadas en el cajón.)
Captar la lluvia es una gran oportunidad en casi todo México, un país con un clima marcado por la temporada de secas y lluvias.
Se ha dicho en diversos medios que la lluvia no es buena para consumo humano, porque se disuelve en ella gran parte de la conocida contaminación, especialmente en las ciudades como CDMX.
Sin embargo, está demostrado que con los filtros que les voy a describir a continuación puedes pasar de tener agua de lluvia a tener agua para beber de mejor calidad que las normas exigen, mejor que la embotellada.
Entonces: ¡empieza a llover!
Nosotros ahora captamos sobre un techo de vidrio (material ideal) y queremos captar de una terraza pero no se puede hasta cambiar el acabado que tiene porque no es apto para consumo humano.
Si estás en duda: consulta directo con Isla Urbana (ventas@islaurbana.org) porque no sé suficiente de acabados de techos para dar consejos.
Cuando llueve bien y suficiente se llena el tlaloque (el «tanque» azul) con las primeras aguas (las que limpian el techo) y cuando este está lleno empieza a entrar lluvia más limpia a la cisterna pasando por el filtro de hojas.
De ahí pasa el agua a la cisterna. Nosotros no tenemos ningún elemento filtrador/limpiador en ella pero si no usas tinaco, pondrías un desinfectante en la cisterna. Ya verán, nosotros tenemos eso en el tinaquito (a continuación).
Para poder utilizar el agua, tenemos una bomba que sube el agua de la cisterna a la azotea. En el camino pasa por dos filtros:
Primero: el filtro Amiad de microfiltración detiene todos los sólidos de más de 50 micras, o 0.05mm. Es de acero inoxidable y se limpia periódicamente, a mano y sin necesidad de equipo especial (enlace).
Segundo: el filtro STD de 20 pulgadas con cartucho carbón block que detiene el exceso de cloro (si hubiera), químicos, sólidos orgánicos, colores y sabores. También tiene un plisado que filtra sólidos y sedimentos. El cartucho se cambia cada 6 meses (enlace).
Luego el agua sigue su camino a un tinaquito que pusimos en nuestra jaula de tendido en la azotea del edificio. (Estos se compran en tiendas grandes como Home Depot pero también en tlapalerías, busca por tu barrio.)
Dentro del tinaquito tenemos un tubo flotante lleno de esferas de cerámica impregnadas con plata coloidal que desinfectan (mismo efecto que el cloro) pero sin cloro ;-). El tubo con esferas se remplaza cada 2 años.
Del tinaquito el agua baja a nuestro departamento y ya está buena para bañarse y cocinar (porque va a hervir en la cocción). Para beberla o para lavar la fruta/verdura usamos un ozonoficador o para beber también tenemos un eco filtro:
Al interior del eco filtro hay una pieza de cerámica con carbón activado y plata coloidal que parece una macetota y se cambia cada 2 años. (El ecofiltro ahora viene en versiones de cerámica, peltre o plástico y de 20, 10 y 5.5L.) El agua queda alcalinizada y sorprendentemente rica en comparación con el agua ozonificada. Puedes comprar un ecofiltro directo de los creadores aquí. Puedes usar el código GZFC-INZ para obtener un descuento de 10% en tu ecofiltro de peltre o cerámica y una pequeña aportación para que Zurciendo el planeta pueda seguir compartiendo ideas para una vida más sostenible.
Prácticamente todo este equipo (salvo tinaquito y cisterna, tuberías generales y ozonificador) se las compré a Isla Urbana.
Sí tiene su costo pero si comparas con comprar pipas y garrafones, termina no siendo tan caro y amortiguando en un tiempo razonable (depende de lo que te cuesta actualmente el agua). Isla Urbana tiene un análisis de cuánto tiempo tarda en amortiguarse la inversión, según de dónde viene tu abastecimiento actualmente y el tamaño de tu techo, aquí.
Pero más allá del impacto económico, al captar el agua de lluvia, estás reteniendo el agua en la cuenca, contribuyendo a reducir inundaciones y reduciendo el impacto sobre el acuífero sobre explotado. Infórmate de dónde viene el agua de tu casa aquí.
Aquí les compartimos un video de cómo hacer una lombricomposta con un par de cubetas recicladas de 19L. Es super sencillo, y lo más probable es que ya tengas muchas de las cosas que necesitas.
Video: Raquel Ramírez, Viridiana Jiménez y Dora Napolitano
En la Ciudad de México, si tan solo 1 de cada 10 habitantes tuviéramos una lombricomposta en casa podríamos retirar miles de toneladas de basura de los rellenos sanitarios todos cada semana.
Compártanos fotos de las que hagan en casa para subirlas a la página, para que más y más personas se animen.
¿Te gustan las almejas? Pues, hay altas probabilidades que te las estés comiendo con condimento de plástico…
Este año se publicarán los resultados del primer estudio mexicano sobre microplásticos en almejas comestibles, provenientes de una de las zonas con mayor aporte comercial en este tipo de alimentos: Veracruz (Golfo de México).
Los microplásticos (pedacitos de plástico de menos de 5mm) son un gran problema para la salud humana y la de muchos otros animales terrestres y acuáticos. Todos hemos oído hablar de las tortugas con popotes en la cavidad nasal, o de ballenas muertas porque tenían el sistema digestivo repleto con enormes pedazos de plástico que no podían digerir. Pero resulta que el plástico a pequeñísima escala puede que sea un problema aún más grande. Actualmente existen muchos estudios (como este) que demuestran que estamos comiéndonos organismos que contienen plásticos.
En esta imagen, según la escala, el fragmento grande de plástico rojo mide como unos 25µm de arriba abajo, es decir 0.0025cm o 1/40 de milímetro. Pero también se aprecia cómo se está rompiendo para dejar separarse un trozo de unos 7µm.
Hasta ahora en México solo existen tres estudios sobre microplásticos encontrados en:
sedimentos de playas supuestamente “virgenes” cercanas a Huatulco, Oaxaca, en 2013-2014 (puedes leer el artículo aquí)
en playas arenosas de la Península de Baja California (puedes verlo aquí)
y el más reciente demuestra que este tipo de contaminantes ya se encuentran en sedimentos de agua dulce en la cuenca del río Atoyac en Puebla (léelo aquí)
Este tipo de estudios evidencia la enorme dispersión de estas partículas de plástico en nuestros ecosistemas naturales. Lo cual sugiere que, en México, como en otras partes del mundo, la fauna acuática también los esté consumiendo comúnmente.
Próximamente saldrá publicado un nuevo estudio que es la primera investigación mexicana sobre los microplásticos en fauna marina comestible, en este caso moluscos bivalvos, o almejas. El estudio lo llevó acabo la Lic. Hidrobióloga Wendy Alvarado Aguilar, junto con la colaboración de la Mtra. en Ciencias Lirio Jazmín Sánchez Hernández y la Dra. Patricia Ramírez Romero (asesora del Proyecto de Investigación), pertenecientes al Laboratorio de Ecotoxicología de la UAM Iztapalapa.
La almeja Polymesoda caroliniana que fue la especie analizada en este estudio en Tecolutla, Veracruz, es una especie consumida comunmente en diversas partes del país y la costa de Veracruz es una zona importante para la recolección de este tipo de alimentos.
Los resultados de la Lic. Alvarado nos revelan que:
88.3% de las almejas analizadas contenían microplásticos. La mayoría de las partículas encontradas en las almejas tenían forma de fibras y en particular eran de color negro. Las descargas de aguas residuales, el turismo (ropa) y la pesca (abandono de redes y materiales sintéticos) se identificaron como fuentes probables.
Los microplásticos menores a 638 micras (o 0.638mm) fueron los más abundantes.
Con los valores de abundancia de microplásticos encontrados, se pudo calcular que un coctel de almejas de 100 g (aprox. unas 8 almejas) nos proporcionaría una ingesta promedio de 296 partículas, lo que indicaría que anualmente una persona que come mariscos por lo menos 2 veces al mes tendría 7,104 partículas plásticas dentro de su organismo. Estas cifras son menores respecto a las encontradas en estudios similares en algunos países de Europa y Asia.
Entrevista con la investigadora
Tuvimos la suerte de poder entrevistar directamente a la Lic. Wendy Alvarado Aguilar para profundizar algunos temas:
ZeP: ¿Cuándo vamos a una marisquería podríamos notar a simple vista los microplásticos en las almejas?
Lic. Wendy: Estas partículas no se pueden percibir a simple vista debido a su tamaño y posiblemente a su color. Los microplásticos se definen por tener tamaños menores a 5mm, incluso algunos pueden llegar a ser más pequeños (nanoplásticos).
Cuando comemos almejas tenemos el hábito de comerlas por completo y las partículas plásticas están dentro del organismo; entonces esto hace que difícilmente podamos ver si contienen o no microplásticos.
ZeP: Y si son tan chiquitos ¿de veras nos pueden hacer daño?
Es muy probable que sí. Existen estudios en los que se reporta que estas partículas de plástico son vectores de otro tipo de contaminantes que se encuentran dispersos en el agua como: metales, ftalatos o el Bisfenol A (como este artículo). Actualmente no hay estudios que demuestren que estos contaminantes se puedan transferir a lo largo de la cadena trófica, pero debemos apoyar estas investigaciones para conocer los efectos que podrían repercutir en la salud de los humanos.
ZeP: En el estudio encontraste que la mayor parte de los microplásticos eran micro-fibras ¿Estas de donde provienen?
La mayoría de los estudios sobre microplásticos en organismos acuáticos mencionan que la generación de las microfibras es por el lavado de la ropa sintética como el poliéster, poliamida o nylon. También pueden provenir del desgaste de botellas PET, llantas de autos, bolsas de PEBD y redes de pesca que comúnmente son abandonadas cuando ya no son útiles.
En las zonas aledañas al hábitat de estos organismos comúnmente se desarrollan actividades turísticas, por lo que no se descarta la idea de que provengan de las descargas de aguas residuales de la población.
Para saber más sobre los 3 tipos de los microplásticos, pica aquí.
ZeP: ¿Y qué podemos hacer para mejorar esta problemática?
Necesitamos legislación, establecer políticas públicas que puedan ayudar a contrarrestar el impacto en los ambientes naturales, necesitamos tecnologías modernas para el correcto tratamiento de las aguas residuales … pero en el fondo, lo que tendría mayor impacto, sería que todas las sociedades encuentren alternativas para usar mucho menos plástico. Para eso necesitamos el apoyo de las grandes empresas que producen todo tipo de artículos de plástico. Los valores culturales de la sociedad también son de gran importancia y tendríamos que dejar de depender de estos materiales. Es un gran reto pero si tan solo se dejaran de utilizar los plásticos de un solo uso (unicel, vasos, platos, empaques, bolsas plásticas etc.) esto sería un gran comienzo para contrarrestar la contaminación en el medio ambiente.
Para saber más sobre acciones que puedes tomar tu en tu vida cotidiana y en tu casa, pica aquí.
¿Qué podemos concluir del estudio de microplásticos en almejas?
El estudio de la Lic. Wendy Alvarado nos ofrece un excelente primer dato sobre la disposición de los microplásticos en la costa de Tecolutla, Veracruz, pero revela la urgente necesidad de hacer más estudios en diversos puntos de las costas Mexicanas y en otros organismos marinos de importancia comercial (como ostiones, cangrejos, camarones y muchísimas especies comestibles de pescado) que, en razón de los comportamientos propios de cada especie, pueden tener más o menos exposición y probabilidad de ingerir la basura plástica que el ser humano deja llegar al mar.
Además de hacer estudios tenemos que tomar decisiones firmes, rápidas y contundentes. Si continuamos como vamos, estamos lentamente envenenando nuestras fuentes de alimento. Necesitamos legislación, tratamiento de aguas negras y una GRAN reducción de la producción de plásticos, acción que comienza por cada uno de nosotros.
¿Todo eso parece muy lejano y muy difícil?
La reducción de la producción de plásticos se debe enfrentar desde el individuo (reducir la compra/consumo de plásticos desechables) y a nivel de las grandes empresas que los generan para «facilitar la compra». Tu puedes tomar decisiones sobre lo que compras (checa las acciones que puedes tomar en casa para reducir la contribución de microplásticos) y puedes presionar las empresas productoras tanto retirándoles la compra, firmando peticiones en linea y escribiéndoles cartas particulares (checa estas propuestas de Greenpeace Mx).
Aquí encontrarán más información sobre los microplásticos.
¡Agradecemos a Paloma de El Tercer Brazo y Brian de Jax Shells por el uso de sus fotos y a la Lic. Wendy Alvarado por su gran trabajo y la fotos de microplásticos!
Este platillo se inspira en esta receta en inglés.
Las lentejas son muchas, muy versátiles y una gran fuente alternativa de proteína para el vegetariano (o el que está tratando de comer menos carne por el bien del planeta). Pero a veces pareciera que sus presentaciones son muy parecidas y reiterativas. Vamos a tratar de juntar algunas recetas “diferentes”. Esta es la primera
La de hoy tiene un giro oriental y se prepara es con lentejas rojas (las que se “deshacen” con la cocción para llegar a una consistencia cercana al guacamole). Estas no son tan fáciles de conseguir en México pero sí las hay. Yo las compré en Estado Natural.
Ingredientes necesarios
Para 6-8 personas si lo sirves con arroz, ensalada y chapatis
400g (2 tazas) lentejas rojas
1 cucharadita de curcuma
2 cubos de mantequilla
1 cucharadita de semillas de comino
1 cebolla pequeña, picadita
2-3 dientes de ajo, rebanados
1-2 chiles serranos, rebanados (retira las semillas si no quieres que pique tanto)
Ingredientes recomendados
1 cucharada garam masala
1 cuchara comino molido
un pedazo de jengibre (aprox. tamaño de 1 dedo), rallado
2-3 jitomates, picados
cilantro fresco
Cómo preparar
Pon las lentejas en una olla y cubre con agua fría (4-5cm encima de la superficie de las lentejas secas).
Pon a fuego medio y cuando hierva reduce a fuego lento.
Retira la espuma que se forme.
Agrega la curcuma y un pedazo generoso de mantequilla.
Cubre la olla y deja a fuego lento unos 20 minutos o hasta que estén blanditas (el tiempo dependerá de muchos factores como el calor del fuego, tu olla, la cantidad de agua etc etc).
Mientras tanto, en una sartén, fríe en seco las semillas de comino a fuego mediano hasta que suelten su aroma (no más de 2 minutos).
Retíralas de la sartén y guarda a un lado.
Derrite el segundo pedazo de mantequilla en la misma sartén y fríe suavemente el ajo rebanado, la cebolla picada, los chiles rebanados, el jengibre rallado y los jitomates picados (si los vas a usar).
(En ocasiones que no he tenido jitomate fresco he usado salsa de jitomate que había sobrado de la pasta del día anterior. Igual serviría una salsa de jitomate comprada o incluso una salsa roja, que le daría sazón más mexicano.)
Una vez que el ajo está dorado, agrega las semillas de comino y el garam masala (si lo vas a usar) y el comino molido.
Retirar del fuego hasta que las lentejas estén completamente ablandadas.
Revuelve bien las lentejas. Deben llegar a tener la consistencia de avena: más espeso que una sopa cremosa y más ligeras que un guacamole. Agrega más agua si hiciera falta. Se pueden espesar mucho con tan solo un par de minutos de cocción.
Incorpora la mezcla aromática de la sartén a la olla de las lentejas:
Agrega sal y pimienta al gusto y listo.
Sirve con trozos de cilantro y un arroz blanco (a mi me gusta el basmati, pero el que tengas va bien) y una ensalada.
FOTO arroz con dhal y ensalada
Esta receta es rápida (a diferencia de las lentejas más comunes), fácil y la puedes preparar con anticipación y guardar en el refri (un par de días)/congelador (varios meses) para recalentar cuando haga falta.
Extras
Lo que les convence a los niños de entrarle a mis platillos vegetarianos «raros» con frecuencia son los chapatis (que son, en verdad la versión india de la tortilla, hecha con harina de trigo) que siempre le da un toque especial cuando las haces al momento y están calientes del comal o la sartén. Cómo hacer chapatis. (próximamente)