Captar la lluvia es una gran oportunidad en casi todo México, un país con un clima marcado por la temporada de secas y lluvias.
Se ha dicho en diversos medios que la lluvia no es buena para consumo humano, porque se disuelve en ella gran parte de la conocida contaminación, especialmente en las ciudades como CDMX.
Sin embargo, está demostrado que con los filtros que les voy a describir a continuación puedes pasar de tener agua de lluvia a tener agua para beber de mejor calidad que las normas exigen, mejor que la embotellada.
Entonces: ¡empieza a llover!
Nosotros ahora captamos sobre un techo de vidrio (material ideal) y queremos captar de una terraza pero no se puede hasta cambiar el acabado que tiene porque no es apto para consumo humano.
Si estás en duda: consulta directo con Isla Urbana (ventas@islaurbana.org) porque no sé suficiente de acabados de techos para dar consejos.
Cuando llueve bien y suficiente se llena el tlaloque (el «tanque» azul) con las primeras aguas (las que limpian el techo) y cuando este está lleno empieza a entrar lluvia más limpia a la cisterna pasando por el filtro de hojas.
De ahí pasa el agua a la cisterna. Nosotros no tenemos ningún elemento filtrador/limpiador en ella pero si no usas tinaco, pondrías un desinfectante en la cisterna. Ya verán, nosotros tenemos eso en el tinaquito (a continuación).
Para poder utilizar el agua, tenemos una bomba que sube el agua de la cisterna a la azotea. En el camino pasa por dos filtros:
Primero: el filtro Amiad de microfiltración detiene todos los sólidos de más de 50 micras, o 0.05mm. Es de acero inoxidable y se limpia periódicamente, a mano y sin necesidad de equipo especial (enlace).
Segundo: el filtro STD de 20 pulgadas con cartucho carbón block que detiene el exceso de cloro (si hubiera), químicos, sólidos orgánicos, colores y sabores. También tiene un plisado que filtra sólidos y sedimentos. El cartucho se cambia cada 6 meses (enlace).
Luego el agua sigue su camino a un tinaquito que pusimos en nuestra jaula de tendido en la azotea del edificio. (Estos se compran en tiendas grandes como Home Depot pero también en tlapalerías, busca por tu barrio.)
Dentro del tinaquito tenemos un tubo flotante lleno de esferas de cerámica impregnadas con plata coloidal que desinfectan (mismo efecto que el cloro) pero sin cloro ;-). El tubo con esferas se remplaza cada 2 años.
Del tinaquito el agua baja a nuestro departamento y ya está buena para bañarse y cocinar (porque va a hervir en la cocción). Para beberla o para lavar la fruta/verdura usamos un ozonoficador o para beber también tenemos un eco filtro:
Al interior del eco filtro hay una pieza de cerámica con carbón activado y plata coloidal que parece una macetota y se cambia cada 2 años. (El ecofiltro ahora viene en versiones de cerámica, peltre o plástico y de 20, 10 y 5.5L.) El agua queda alcalinizada y sorprendentemente rica en comparación con el agua ozonificada. Puedes comprar un ecofiltro directo de los creadores aquí. Puedes usar el código GZFC-INZ para obtener un descuento de 10% en tu ecofiltro de peltre o cerámica y una pequeña aportación para que Zurciendo el planeta pueda seguir compartiendo ideas para una vida más sostenible.
Prácticamente todo este equipo (salvo tinaquito y cisterna, tuberías generales y ozonificador) se las compré a Isla Urbana.
Sí tiene su costo pero si comparas con comprar pipas y garrafones, termina no siendo tan caro y amortiguando en un tiempo razonable (depende de lo que te cuesta actualmente el agua). Isla Urbana tiene un análisis de cuánto tiempo tarda en amortiguarse la inversión, según de dónde viene tu abastecimiento actualmente y el tamaño de tu techo, aquí.
Pero más allá del impacto económico, al captar el agua de lluvia, estás reteniendo el agua en la cuenca, contribuyendo a reducir inundaciones y reduciendo el impacto sobre el acuífero sobre explotado. Infórmate de dónde viene el agua de tu casa aquí.
Biobaby es una marca de pañales que nos ofrece opciones más «ecológicas». En abril de 2019 recibimos una donación de pañal biobaby para ponerlo a prueba en la lombricomposta.
En el empaque dicen que «Es el pañal con el mayor número de materiales OXO-BIODEGRADABLES y sustentable (amigables con el planeta), así rompemos la dependencia de fuentes no renovables y protegemos los recursos futuros del mundo de tu bebé.» Indican que se «reintegran a la naturaleza en un periodo de 3 a 7 años».
Método
El 6 de abril de 2019 insertamos el pañal Biobaby en la lombricomposta a ver cómo reaccionaba en estas condiciones idóneas para la descomposición de la materia orgánica.
Resultados
5 meses en la lombricomposta
A 5 meses de su entrada a la lombricomposta el pañal se ve embarrado de la materia orgánica pero íntegro y completamente reconocible. La gel absorbente está hinchada, por la humedad del medio, los broches siguen pegando. Las lombrices le pasan por encima pero no lo atraviesan.
10 meses en la lombricomposta
Después de 10 meses el pañal se ve básicamente igual. Completamente reconocible como pañal, más cubierto humus de lombriz, pero el material aun se siente con la solidez que uno espera de un pañal de este tipo. Como se aprecia en la foto, las lombrices están en contacto directo con el pañal pero parecen no percibirla como comida.
34 meses en la lombricomposta
El 7.02.2022, faltando 2 meses para cumplirse 3 años en la lombricomposta, el pañal Biobaby se sigue viendo como pañal.
El pañal Biobaby continuará en la composta a ver qué pasa en el lapso de 3 a 7 años que la empresa indica como su periodo probable de descomposición. Tengo una inquietud sobre el gel que contiene. Quisiera saber más sobre su composición.
Compara otro pañal desechable que entró a la lombricomposta y se descompuso en menos de un año aquí.
Para conocer otros experimentos con "bio plásticos" checa este enlace.
El 06.04.2019 metimos este plato de cartón a la lombricomposta.
En la revisión de 27.08.2019, después de 4 meses y medio, había desaparecido completamente, no quedaba nada reconocible del plato.
En este mismo cajón estaban los platos y cubiertos de fécula de maíz y la bolsa de PLA. Buscamos bastante pero después de retirar estos otros productos, aparte de un hueso de aguacate y otro de mango, no había rastros del plato de cartón.
Conclusión
Podemos decir que un plato de cartón se descompone en condiciones de humedad y aireación en menos de 4 meses.
En este libro Alan Weisman investiga profundamente para traernos una idea de cómo continuaría la vida en el planeta si la humanidad desapareciera de golpe.
Plastic Soup: Un Atlas de la Contaminación Marina (2018)
Michel Roscam Abbing (2018) nos trae un libro lustroso que junta los últimos datos de investigación con imágenes de la contaminación plástica en el mar. Reseña próximamente.
La verdad es que todos usamos pilas. Ya están incorporadas a la vida moderna y no conozco a nadie, por más guerrero ecológico radical, que no tenga algún aparato con pila en su casa, aunque sea recargable. Desde luego, las recargables son preferibles, pero veamos cuales son los problemas de las pilas.
Las pilas son peligrosas si se mezclan con la basura general porque en el relleno sanitario bajo la lluvia y el sol, y mezclado con alguna materia orgánica que no se haya separado, la cobertura externa de las pilas empieza a oxidarse y se liberan los metales pesados que contienen como mercurio, cadmio, litio, manganeso y plomo, todas tóxicas para flora y fauna (y seres humanos también). Cada uno de estos materiales tiene características y toxicidad diferentes, pero se dice (aunque no logro dar con el estudio original) que una pila tan pequeña como la de un reloj pulsera puede contaminar el agua de una alberca olímpica.
Hay pocos datos firmes sobre contaminación con pilas en México. Este trabajo del INECC extrapola, a partir de datos oficiales sobre población, producción, importación y exportación de pilas desde 1960-2003 que:
«… en los últimos 43 años, en el territorio nacional se han liberado al ambiente aproximadamente 635 mil toneladas de pilas, cuyos contenidos incluyen elementos inocuos al ambiente y a la salud (en cantidades proporcionalmente adecuadas), como carbón (C) o zinc (Zn), pero también elementos que pueden representar un riesgo debido a los grandes volúmenes emitidos, como es el caso de 145,918 toneladas de dióxido de manganeso (MnO2) y otros elementos tóxicos como 1,232 toneladas de mercurio (Hg); 22,063 toneladas de níquel (Ni); 20,169 toneladas de cadmio (Cd) y 77 toneladas de compuestos de litio (Li). Dichas sustancias tóxicas representan casi el 30% del volumen total de residuos antes mencionado, es decir, aproximadamente 189,382 toneladas de materiales tóxicos para el periodo comprendido entre 1960 y 2003» (Castro Díaz y Díaz Arias, s/f).
Además:
La explotación y procesamiento de estos minerales raros es cara (en dinero pero también en energía), contaminante y limitada (¡cuando se acabe, se acabó!) así que es importante rescatarlos para la cadena de producción en lugar de depender principalmente de la minería.
La producción y luego degradación de estos materiales en los rellenos sanitarios contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.
Acciones recomendables
Menos pilas
Idealmente como individuos podemos reducir nuestro consumo de pilas a su mínima expresión. No tengas 4 linternas de pilas desechables. Hazte un de una de cuerda que puedas cargar cada vez que la usas.
Evita los juguetes de pilas para los niños. Realmente no los necesitan, no agregan nada a su desarrollo ni al medio ambiente.
Solo pilas recargables
Una manera de usar menos pilas es usar pilas recargables, de manera que la misma pila te dure años en lugar de semanas o meses. Las pilas recargables son las conocidas de los teléfonos, computadoras portátiles y cámaras, pero también las AA, AAA y D se pueden comprar recargables.
Son inicialmente un poco más caras, y hay que comprar el cargador, pero al cabo de un par de usos y recargas, se recupera la inversión. Si consideras que las podrás usar durante una década (el tiempo de viabilidad varía según las marcas y los usos que les des a las pilas) terminan siendo más baratas que las desechables además que son menos dañinas porque requieren menos explotación de recursos y reciclaje.
Deséchalas de manera segura
Cuando acaba la vida útil de una pila (desechable o recargable) es muy importante desecharla correctamente. Nunca las pongas en la basura doméstica, ni las tires en la calle o en la tierra o cerca de fuentes de agua.
En la Ciudad de México hay muchos puntos de recolección de pilas usadas en las banquetas. Puedes dejar ahí las pilas y se recogen cada 15 días para recuperar los materiales reciclables. En este enlace de la Secretaría de Medio Ambiente de las CDMX (SEDEMA) explican cómo se procesan las pilas.
Desgraciadamente los puntos de acopio no están distribuidos con la misma densidad por toda la ciudad. (Según la SEDEMA estas columnas están ahora instaladas en 13 de 16 alcaldías.) También puedes llevar las pilas al Reciclaron que organiza la SEDEMA para darle mejor manejo a todos los desechos electrónicos. El Reciclaron se organiza cada mes en un punto de la Ciudad de México. En este enlace puedes averiguar donde será el próximo. (Pica en la pestaña de calendario para ver las fechas y ubicación del resto del año.)
En cualquier caso conviene juntar unas cuantas pilas para llevarlas todas juntas. Así que si vives en una parte de la ciudad donde no hay un depósito cercano, conserva las pilas usadas enteras y secas en un envase cerrado que no vaya a usarse para comida (etiquétalo bien!). Yo alguna vez recibí las «colecciones de pilas» de varias amigas que no tenían un punto de acopio cercano para encargarme de llevarlas a un depósito cerca de mi casa.
¿Cómo averiguar donde puedo reciclar pilas en mi barrio?
Para buen reciclaje de pilas tienes dos opciones en la Ciudad de México. Columnas en las banquetas o el Reciclatron.
Para encontrar las columnas o depósitos cerca de tu casa usa el directorio de Ecolana:
Al pie del mapa pon tu alcaldía y elige «pilas» en el menu de residuos. Te aparecerán los puntos de acopio de la alcaldía. Recuerda pensar no solo en los que están cerca de tu casa, sino también los que están cerca de otros lugares que frecuentas, como el trabajo o los parientes que ves seguido.
Muchos de los productos para limpiar la plata son tóxicos.
No es una de mis mayores preocupaciones para la toxicidad de la ciudad porque la mayor parte de la ciudadanía no tiene muchas piezas de plata ni las limpia muy seguido. Pero si estás haciendo el cambio hacia una vida sin tóxicos y tienes una pieza amada, histórica o regalada, vale la pena saber que la puedes limpiar sin hacer daño.
Es muy sencillo limpiar la plata con materiales que ya tienes en casa.
Insumos
bicarbonato de sodio
agua
un trapo suave (como un trapito de algodón, calzón o camiseta agujereados). El trapo suave es importante porque la plata es muy suave y puede rallarse si usas un material más duro.
Pon un trapo o periódico debajo del área de trabajo porque caerán pedazos de bicarbonato sucio y así será más fácil recogerlo todo.
Mezcla una cucharada de bicarbonato con media de agua para hacer una pasta. Agrega el agua de a poco para que no quede demasiado aguado (aunque no importa mucho, no te detengas en eso).
Con el trapito recoge un poco de la pasta y aplícala a la pieza y frota con el trapito. Según la forma de la pieza que estés limpiando conviene hacer círculos, aunque los mangos de los cubiertos tendrán que limpiarse con movimientos largos.
Así ve limpiando todas las superficies de tu pieza.
Los pedazos de bicarbonato sucio los puedes echar a la basura o al drenaje. No son tóxicos para la fauna acuática.
NB. Las fotos de este artículo son de cuando limpié una cucharita que le regalaron a mi mamá de bebé. Es la primera vez que limpio plato!
Aquí les compartimos un video de cómo hacer una lombricomposta con un par de cubetas recicladas de 19L. Es super sencillo, y lo más probable es que ya tengas muchas de las cosas que necesitas.
Video: Raquel Ramírez, Viridiana Jiménez y Dora Napolitano
En la Ciudad de México, si tan solo 1 de cada 10 habitantes tuviéramos una lombricomposta en casa podríamos retirar miles de toneladas de basura de los rellenos sanitarios todos cada semana.
Compártanos fotos de las que hagan en casa para subirlas a la página, para que más y más personas se animen.
¿Te gustan las almejas? Pues, hay altas probabilidades que te las estés comiendo con condimento de plástico…
Este año se publicarán los resultados del primer estudio mexicano sobre microplásticos en almejas comestibles, provenientes de una de las zonas con mayor aporte comercial en este tipo de alimentos: Veracruz (Golfo de México).
Los microplásticos (pedacitos de plástico de menos de 5mm) son un gran problema para la salud humana y la de muchos otros animales terrestres y acuáticos. Todos hemos oído hablar de las tortugas con popotes en la cavidad nasal, o de ballenas muertas porque tenían el sistema digestivo repleto con enormes pedazos de plástico que no podían digerir. Pero resulta que el plástico a pequeñísima escala puede que sea un problema aún más grande. Actualmente existen muchos estudios (como este) que demuestran que estamos comiéndonos organismos que contienen plásticos.
En esta imagen, según la escala, el fragmento grande de plástico rojo mide como unos 25µm de arriba abajo, es decir 0.0025cm o 1/40 de milímetro. Pero también se aprecia cómo se está rompiendo para dejar separarse un trozo de unos 7µm.
Hasta ahora en México solo existen tres estudios sobre microplásticos encontrados en:
sedimentos de playas supuestamente “virgenes” cercanas a Huatulco, Oaxaca, en 2013-2014 (puedes leer el artículo aquí)
en playas arenosas de la Península de Baja California (puedes verlo aquí)
y el más reciente demuestra que este tipo de contaminantes ya se encuentran en sedimentos de agua dulce en la cuenca del río Atoyac en Puebla (léelo aquí)
Este tipo de estudios evidencia la enorme dispersión de estas partículas de plástico en nuestros ecosistemas naturales. Lo cual sugiere que, en México, como en otras partes del mundo, la fauna acuática también los esté consumiendo comúnmente.
Próximamente saldrá publicado un nuevo estudio que es la primera investigación mexicana sobre los microplásticos en fauna marina comestible, en este caso moluscos bivalvos, o almejas. El estudio lo llevó acabo la Lic. Hidrobióloga Wendy Alvarado Aguilar, junto con la colaboración de la Mtra. en Ciencias Lirio Jazmín Sánchez Hernández y la Dra. Patricia Ramírez Romero (asesora del Proyecto de Investigación), pertenecientes al Laboratorio de Ecotoxicología de la UAM Iztapalapa.
La almeja Polymesoda caroliniana que fue la especie analizada en este estudio en Tecolutla, Veracruz, es una especie consumida comunmente en diversas partes del país y la costa de Veracruz es una zona importante para la recolección de este tipo de alimentos.
Los resultados de la Lic. Alvarado nos revelan que:
88.3% de las almejas analizadas contenían microplásticos. La mayoría de las partículas encontradas en las almejas tenían forma de fibras y en particular eran de color negro. Las descargas de aguas residuales, el turismo (ropa) y la pesca (abandono de redes y materiales sintéticos) se identificaron como fuentes probables.
Los microplásticos menores a 638 micras (o 0.638mm) fueron los más abundantes.
Con los valores de abundancia de microplásticos encontrados, se pudo calcular que un coctel de almejas de 100 g (aprox. unas 8 almejas) nos proporcionaría una ingesta promedio de 296 partículas, lo que indicaría que anualmente una persona que come mariscos por lo menos 2 veces al mes tendría 7,104 partículas plásticas dentro de su organismo. Estas cifras son menores respecto a las encontradas en estudios similares en algunos países de Europa y Asia.
Entrevista con la investigadora
Tuvimos la suerte de poder entrevistar directamente a la Lic. Wendy Alvarado Aguilar para profundizar algunos temas:
ZeP: ¿Cuándo vamos a una marisquería podríamos notar a simple vista los microplásticos en las almejas?
Lic. Wendy: Estas partículas no se pueden percibir a simple vista debido a su tamaño y posiblemente a su color. Los microplásticos se definen por tener tamaños menores a 5mm, incluso algunos pueden llegar a ser más pequeños (nanoplásticos).
Cuando comemos almejas tenemos el hábito de comerlas por completo y las partículas plásticas están dentro del organismo; entonces esto hace que difícilmente podamos ver si contienen o no microplásticos.
ZeP: Y si son tan chiquitos ¿de veras nos pueden hacer daño?
Es muy probable que sí. Existen estudios en los que se reporta que estas partículas de plástico son vectores de otro tipo de contaminantes que se encuentran dispersos en el agua como: metales, ftalatos o el Bisfenol A (como este artículo). Actualmente no hay estudios que demuestren que estos contaminantes se puedan transferir a lo largo de la cadena trófica, pero debemos apoyar estas investigaciones para conocer los efectos que podrían repercutir en la salud de los humanos.
ZeP: En el estudio encontraste que la mayor parte de los microplásticos eran micro-fibras ¿Estas de donde provienen?
La mayoría de los estudios sobre microplásticos en organismos acuáticos mencionan que la generación de las microfibras es por el lavado de la ropa sintética como el poliéster, poliamida o nylon. También pueden provenir del desgaste de botellas PET, llantas de autos, bolsas de PEBD y redes de pesca que comúnmente son abandonadas cuando ya no son útiles.
En las zonas aledañas al hábitat de estos organismos comúnmente se desarrollan actividades turísticas, por lo que no se descarta la idea de que provengan de las descargas de aguas residuales de la población.
Para saber más sobre los 3 tipos de los microplásticos, pica aquí.
ZeP: ¿Y qué podemos hacer para mejorar esta problemática?
Necesitamos legislación, establecer políticas públicas que puedan ayudar a contrarrestar el impacto en los ambientes naturales, necesitamos tecnologías modernas para el correcto tratamiento de las aguas residuales … pero en el fondo, lo que tendría mayor impacto, sería que todas las sociedades encuentren alternativas para usar mucho menos plástico. Para eso necesitamos el apoyo de las grandes empresas que producen todo tipo de artículos de plástico. Los valores culturales de la sociedad también son de gran importancia y tendríamos que dejar de depender de estos materiales. Es un gran reto pero si tan solo se dejaran de utilizar los plásticos de un solo uso (unicel, vasos, platos, empaques, bolsas plásticas etc.) esto sería un gran comienzo para contrarrestar la contaminación en el medio ambiente.
Para saber más sobre acciones que puedes tomar tu en tu vida cotidiana y en tu casa, pica aquí.
¿Qué podemos concluir del estudio de microplásticos en almejas?
El estudio de la Lic. Wendy Alvarado nos ofrece un excelente primer dato sobre la disposición de los microplásticos en la costa de Tecolutla, Veracruz, pero revela la urgente necesidad de hacer más estudios en diversos puntos de las costas Mexicanas y en otros organismos marinos de importancia comercial (como ostiones, cangrejos, camarones y muchísimas especies comestibles de pescado) que, en razón de los comportamientos propios de cada especie, pueden tener más o menos exposición y probabilidad de ingerir la basura plástica que el ser humano deja llegar al mar.
Además de hacer estudios tenemos que tomar decisiones firmes, rápidas y contundentes. Si continuamos como vamos, estamos lentamente envenenando nuestras fuentes de alimento. Necesitamos legislación, tratamiento de aguas negras y una GRAN reducción de la producción de plásticos, acción que comienza por cada uno de nosotros.
¿Todo eso parece muy lejano y muy difícil?
La reducción de la producción de plásticos se debe enfrentar desde el individuo (reducir la compra/consumo de plásticos desechables) y a nivel de las grandes empresas que los generan para «facilitar la compra». Tu puedes tomar decisiones sobre lo que compras (checa las acciones que puedes tomar en casa para reducir la contribución de microplásticos) y puedes presionar las empresas productoras tanto retirándoles la compra, firmando peticiones en linea y escribiéndoles cartas particulares (checa estas propuestas de Greenpeace Mx).
Aquí encontrarán más información sobre los microplásticos.
¡Agradecemos a Paloma de El Tercer Brazo y Brian de Jax Shells por el uso de sus fotos y a la Lic. Wendy Alvarado por su gran trabajo y la fotos de microplásticos!
Este año, para la semana de Revolución de la Moda, Zurciendo el Planeta publicó una serié de entradas en redes sociales reflexionando sobre las palabras que iba bordando de la frase emblemática del movimiento por una industria de la moda más justa: ¿Quién hizo mi ropa?
Aquí reproducimos esas entradas con las fuentes de información para que puedan leer la serie completa.
Lunes 22 de abril – Día 1 de #fashionrevolution
Hoy empieza la semana de la #revolucion de la moda, y es también el día de la tierra. Ambos buenos motivos para hacerte una pregunta que fue uno de los motivos para empezar el proyecto de #zurciendoelplaneta. ¿Qué podemos hacer para que vestirnos no signifique hacerle daño a alguien y que no haga daño al planeta? Cada día de esta semana vamos a publicar una imagen. Hoy empezamos con: ¿Q de quién.
¿Quién hizo tu ropa? ¿Te has preguntado?
Para que la ropa llegue a venderse en los centros comerciales y mercados, tiene que pasar por muchas manos. Muchas personas hicieron el trabajo de confección de cada pieza que tienes y otros hilaron el hilo, teñieron la tela y (si es de fibra natural) cultivaron y cosecharon la materia prima. Y todos ellos no hicieron solo tu ropa, sino miles de millones de piezas idénticas que se venden en todo el mundo. En toda esta trayectoria desde la semilla hasta tu playera de algodón (por dar un ejemplo) hay muchísima gente, pueblos enteros, que en su gran mayoría no reciben un pago justo por la labor que hacen y que tienen una calidad de vida muy por debajo de la tuya para que tu compres tu ropa barata.
Esta semana conmemora el día, hace 6 años, en que murieron 1,138 trabajadores de una fábrica textil en Bangladesh, pero esta explotación sucede también en México y muchos otros países que participan en los diversos procesos de producción. —— ¿Cómo puedes contribuir a mejorar esa dinámica? Si tienes una marca favorita: investígala. Si descubres que no se esfuerzan por el bienestar de sus trabajadores, escríbeles, pregúntales “¿quién hizo mi ropa?”, hazles saber que no te gusta usar ropa con culpa. Si reciben suficientes indicios de que podrían bajar sus ingresos si no mejoran sus prácticas de producción, empezarán a buscar alternativas. Una buena fuente de información sobre las marcas más conocidas es @goodonyou_app. Si no, busca creadores locales, incluso donde tu le pagas directamente a la creadora (porque muchas muchas veces es una mujer, aunque no siempre) y le pagas lo que te pida sin regatear.
¿Haz intentado alguna vez HACER una playera (quizá la pieza más sencilla que todos tenemos en el ropero) o unos jeans? No son proyectos sencillos.
Y menos si consideras el trabajo que hay que HACER antes de confeccionar la pieza misma:
preparar la tierra
comprar semilla
sembrarla
regarla, cuidarla y cultivarla
cosechar la materia prima
limpiar y prepararla
hilar
teñir
tejer
… y recién entonces comienza el trabajo que normalmente asociamos para la ropa de cortar y confeccionar.
Recordemos TODA esta cadena de producción que actualmente, para alimentar la #modarápida (o #fastfashion) es tan explotadora que en algunas regiones de la India el índice de suicidios en las familias dedicadas al cultivo del algodón es altísima (por dar un ejemplo).
Además, muchos de los procesos desde el cultivo industrial hasta el teñido de la tela y transporte de las piezas terminadas, son muy dañinos para el medio ambiente y los trabajadores mismos.
Piensa, qué puedes HACER tu, para reducir tu frenesí particular en relación a moda. Como dice @OrsolaDeCastro (fundadora de la organización Fashion Revolution), “La prenda más sostenible es la que ya tienes en tu closet” (más ideas el miércoles).
Para entender más sobre el impacto social y ambiental de la moda, vean alguna de estas películas :
The True Cost (actualmente en Netflix)
River Blue
Who Made My Clothes
Fair Traders
Búscalas y apúntalas porque no están todas actualmente en cadenas como Netflix pero seguro aparecerán.
Miércoles 24 de abril – Día 3 de la semana de la Revolución de la moda
Hoy hace 6 años, se derrumbó la fábrica textil de Rana Plaza por falta de mantenimiento, causando la muerte de 1,138 trabajadores, la mayoría mujeres, e hiriendo a más de 2,500. Para conmemorar ese acontecimiento y concentrar esfuerzos para cambiar la industria, cada año esta semana se designa la semana de la Revolución de la moda con eventos en muchos países.
La palabra de hoy es MI: de yo, mi persona, yo que soy un individuo que se viste y come diario y, por ello, inevitablemente consume y genera basura. Pero si me hago bien los cuestionamientos, puedo ver maneras de consumir sin lastimar y generando menos basura. Por ejemplo:
YO puedo arreglar mi ropa – si dura más tu ropa, necesitas comprar menos, menos alimentas a las grandes multinacionales que la producen y menos las fomentas, y generas menos basura. Sobre todo, les demuestras que te interesa más que cuiden a sus trabajadores y el medio ambiente, como para cambiar el modelo actual de moda.
YO puedo simplemente comprar menos: aunque te guste mucho cambiar de ropa o tengas un evento especial, hay maneras de variar tu colección sin salir de compras. Considera pedir prestado de amigas y amigos o haz una fiesta de trueque (además es muy divertido!!) y cuando algo parezca muy urgente, cuestiona si realmente lo necesitas o si no podrías cubrir la necesidad con otra pieza que ya tienes.
Incluso puedo hacer algunas piezas de mi ropa para conocer la dimensión creativa y artesanal y de #telareciclada!! Acércate a un taller de #zurciendoelplaneta o llévale tus telas a una costurera capaz con un modelo de lo que quieres y págale lo que pida sin regatear.
Jueves 25 de abril – Día 4 de la #revolucióndelamoda
La palabra de hoy es Ropa.
¿Qué debemos saber de la ropa?
Las grandes empresas de ropa (de moda) han creado las condiciones para que consumamos cada vez más. No es algo que pasó “sin querer”.
Según una investigación de Greenpeace en 2016, la producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014 y es ahora una industria valorizada en casi 2 trillones de dólares americanos. Este aumento no solo está relacionado con un aumento de población: comparado con el año 2000, ahora la persona promedio compra 60% más ropa cada año y la conserva la mitad del tiempo, contribuyendo a enormes volúmenes de basura, además de la huella ambiental de los procesos de producción.
Recordemos que en la Ciudad de México producimos 13 mil toneladas de basura diario y que no hay rellenos sanitarios dentro de la circunscripción así que tenemos que exportar nuestra basura a los estados colindantes (hasta que digan ¡basta!). No tenemos datos exactos sobre cuántas toneladas de tela se desechan en la ciudad pero mejor no tires tela a la basura.
Como individuos todos podemos poner resistencia a esta manipulación comercial que promueve que compremos para beneficio de unos pocos, explotación de muchos y agobio de los que pagamos. Es una decisión personal. No vas a ir malvestida por comprar menos, vas a ir mejor vestida y además te sentirás mejor.
Deja de comprar “rápido” en tiendas masivas internacionales. Prácticamente ninguna logra un “bien” en el app de @good_on_you. Si necesitas algo busca hacer trueque o compra de segunda. Excepcionalmente, usa la app para identificar marcas que califiquen 4 o 5 y sólo compra la pieza si consideras que la vas a usar más de 30 veces.
Y publica tu compra en redes sociales y déjale saber a las marcas que miraste pero dejaste de lado. Etiquétanos a @zurciendoelplaneta y @fashrev para que te demos un ❤.
Viernes 26 de abril
Seguro se imaginaron lo que iba a pasar con las palabras de los últimos días…
Aquí está mi cartel completo de #quienhizomiropa confeccionado con #telareciclada.
Cuando tu ropa ya está tan vieja y maltrada que no la puedes regalar, revender, intercambiar o prestar, seguramente algunas partes aun sirvan para transformarse en algo nuevo, como una pancarta de protesta. Esta es la mía y les cuento qué fueron antes cada pedazo de tela:
¿Quién: un pedazo de tela de un muestrario de tapicería
Hizo: Forro de una cortina que estaba en el depa donde vivían mis papás cuando yo nací.
Mi: Tela de un camisón de mi mamá que ya se estaba descomponiendo por partes.
Ropa: Pierna de un pantalón de mezclilla mío que pereció después de diversos arreglos.
Toda esta tela seguirá encontrando uso en diversas re-creaciones que hago para mi y para @Zurciendoelplaneta. Tengo varios proyectos personales en mente y quiero hacerme un vestuario completo de tela reciclada. Espero poderlas ir compartiendo en los meses que vienen!
¿Ustedes qué proyectos tienen con su ropa vieja y tela reciclada?
Los países más pudientes del planeta tenemos un problema generalizado: tenemos demasiadas cosas. Las grandes ciudades de México sin duda están en el mismo dilema. Es algo novedoso porque durante casi toda la historia de la humanidad, la mayor parte de la población solía sufrir de escasez. En muchos lugares sigue siendo cierto, pero ya somos muchísimos los que tenemos demasiadas cosas y seguimos comprando. Definitivamente para el planeta es insostenible, y será cada vez más insostenible a medida que seamos más los que queremos consumir.
Aquí juntamos algunos artículos de la prensa y académicos sobre el tema que consideramos de interés general. Ojalá les sean de utilidad.
Diversos estudios psicológicos, antropológicos, filosóficos y ambientales nos indican que estamos saturados de cosas.
Un artículo de Steven Quartz (autor de un libro que se llama Cool: como la búsqueda secreta del cerebro por ser «chido» impulsa la economía y moldea nuestro mundo) muy interesante que asocia nuestra «necesidad» de consumir con una búsqueda básica del ser humano por un mejor estatus social: la neurociencia del consumismo (en inglés). Según mi lectura, esto no significa que el consumismo es inevitable, sino que debemos buscar las maneras de cambiar los signos de estatus en la vida cotidiana o lo que se percibe y valora como señal de estatus. Actualmente el estatus, asociado al ingreso, se expresa consumiendo y mostrando lo consumido. Pero debemos ser más listos y encontrar expresiones alternas: imagínate si la manera de expresar tu estatus fuera financiando sistemas de captación de agua de lluvia en zonas donde no llegan las tuberías! El donante podría llevar alguna señal de su bondad en la ropa (en lugar de comprar otro saco carísimo). Da mucho para pensar.
Un artículo académico que compara como habla la gente de sus propias casas y como se relaciona con su propia sensación de bienestar general. Saxbe y Repetti concluyen (entre otras cosas) que, especialmente para las mujeres, la sensación de que su casa estaba abarrotada, desordenada o que necesitaba arreglos estaba altamente correlacionado con perfiles de cortisol menos, asociados a la depresión. No Place Like Home: Home Tours Correlate With Daily Patterns of Mood and Cortisol (2009).
Informe de Greenpeace sobre cómo compra la gente y los efectos psicológicos de el exceso: After the binge, the hangover (2017) Reportan sobre una encuesta aplicada en Asia y Europa sobre por qué hace compras la gente y las sensaciones que les provoca.
Un artículo de James Wallman, autor del libro Stuffocation (una palabra creada combinando «cosas» y «asfixia» en inglés, como cosfixia) una en el Guardian, en el que recomienda en breve que debemos invertir menos en cosas y más en experiencias.
Según los encontremos, subiremos más artículos a esta página.