En el fraccionamiento Jardines en la montaña, ciudad de mexico, tienen la suerte que se conservó una manzana de bosque de encinos, casi sin querer. Pero hasta 2019 para la mayoría de los vecinos no era más que un basurero, en lugar tenebroso y de miedo. Y luego todo cambió.
Les dejamos el testimonio y las fotos de los vecinos:
Todo inició en el 2019 recogiendo basura, me daba pena que los árboles y las plantas estuvieran rodeados de botellas, latas, cascajo, comida, ropa, vidrio.
Fue entonces cuando se nos volvió costumbre retirar lo que habíamos dejado cuando confundimos a nuestro bosque urbano con un basurero y él nos confesó sus necesidades.
Pasado el tiempo, habitar ese espacio dentro de la Ciudad de México, se convirtió en un privilegio, porque limpiándolo renacimos ambos. Limpiar, limpió nuestro interior y relaciones.
Así fue como El Viaje a la Naturaleza nos enseñó a vivir en armonía con nuestro entorno, igual que él. Descubrimos que liberando a los árboles de la hiedra que los asfixiaba, simultáneamente nos liberaba de ataduras. Y muy pronto ocurrió la magia: el bosque sanaba y nosotros con él. Comenzamos a mirarnos unos a otros.
Hoy nuestro bosque de encinos es un santuario, entre otros habitantes, de colibríes y salvias mexicanas; cada temporada nos regala una sorpresa nueva. Por eso, lo consideramos un espacio mágico que nos llena de emoción cuando los primeros rayos de luz lo pintan de colores y lo hacen brillar. Y por si fuera poco, al alba, también se escucha la sinfonía de la fauna anunciando una nueva oportunidad para ser felices.
Cada día lo disfrutamos más y advertimos nuevas maravillas gracias a nuestros cómplices: los biólogos que nos comparten su conocimiento. Mientras caminamos en los senderos forjamos amistades y comunidad y al verlo florecer surge el entusiasmo para seguir participando en esta aventura. “Se necesitan menos pensadores y más hacedores”
¡Sigamos con nuestra obra!
Esta es la historia de cómo ¡surgió la esperanza! en el Viaje a la Naturaleza ubicado en Jardines de la Montaña, una colonia en la Ciudad de México.
Testimonio escrito por las compañeras del Comité de ecología del fraccionamiento Jardines en la Montaña, Alc. Tlalpan, Ciudad de México
El Bosque de esperanza, como ahora le decimos, normalmente se ve todo junto, sus árboles unidos para formar un gran bosque que representa las interconexiones e interdependencias de mutuo sustento que ocurren en los bosques naturales.
En este recorrido conocerán los árboles que bordamos para la COP26, acompañados por sus creadoras. Deseamos que las frondosas ramas, sus puntadas minuciosas y sus mensajes los llenen de esperanza y ganas de actuar, a pequeña escala, en colectiva y con deliberación urgente para construir el mundo en el que la mayoría queremos vivir.
El recorrido no está organizado en ningún orden en particular, sino un poco como fueron saliendo los textos y las imágenes, así como germinan las semillas en un bosque, con mucho esfuerzo y algo de azar.
Elisa Méndez
35 años; Toluca, Estado de México, México; ama de casa
Mi nombre es Elisa, desde hace años tengo una preocupación constante por el medio ambiente, cambio climático, consumismo, el futuro y un largo etc. de temas relacionados. He llegado a modificar algunos aspectos de mi vida diaria para sentir que puedo hacer algo para cuidar el entorno que me rodea, pero aunque dicen que todo suma, a veces la angustia no desaparece sintiendo que nunca es suficiente. Es por eso que decidí unirme al proyecto, creyendo que en colectiva el llamado es de mayor impacto, sintiendo que no estoy sola en esta preocupación constante y que se puede hacer siempre un poquito más.
Cinthya Berenice Camacho
31 años; CDMX, México; comunicóloga
Los baobabs son árboles gigantes que podrían hacer explotar a un planeta tan pequeño como el de El Principito, entonces, ¿cómo librarse de ese peligro?
«Es una cuestión de disciplina – explicaba el Principito. De rutina. Cuando uno termina de asearse por la mañana, tiene que asear también cuidadosamente su planeta. Hay que arrancar con regularidad esos pequeños arbustos por donde crecen ya los baobabs, cuidando de distinguirlos bien de los rosales. Porque los rosales son buenos, hermosos. Mientras que los baobabs, son peligrosos. Es un trabajo muy fastidioso, pero fácil.”
Así es como me inspiré en hacer este árbol para la colectiva. El Principito me remite a que los baobab son miedos que si los dejas crecer te paralizan, y necesitas de disciplina para arrancarlos de raíz de tu mundo de pensamientos y dejar las rosas o pensamientos positivos.
Entonces este árbol representa para mi el quitar una semilla de mi baobab de ecoansiedad.
El cambio climático existe, nos acabamos los recursos de nuestro hogar/planeta y hay que actuar en el día a día, con las acciones posibles, con disciplina y, tal vez, podamos hacer que nuestros nietos conozcan aun riqueza tan bella de la naturaleza que nuestros abuelos, padres y nosotros mismos hemos erradicado por indiferencia.
Río Campos
9 años; Zacatecas, México
Ximena Hernández
10 años; CDMX, México; estudiante
Yo me uní más allá de la belleza del proyecto porque quiero alzar la voz por lo que está pasando, quiero que todos respeten, amen, cuiden y aprendan de la naturaleza, además de que convivan armoniosamente, que usen sus recursos pero que no sea por gusto sino solo lo necesario y también regenerarlo.
Y con este proyecto podemos hacer entender a las autoridades que aún estamos a tiempo de salvar el planeta.
Ximena llamó su árbol el Árbol arcoiris de la esperanza.
Tenemos un solo planeta y está en peligro nuestra supervivencia. No podemos esperar más. Los cambios son ahora. Bordo mis árboles como un medio para abrir los ojos de nuestros gobernantes y de las personas que aún no han notado que el problema existe. El cambio climático ya está presente. Seamos como un bosque nutricio y defendamos la vida entre todos.
Bordo el ceibo de mi patio y la palmera caranday bajo la que jugaba a la rayuela de niña.
Bordo el anillo de árboles que se formará en la plaza.
Bordo como artivismo, optimista y tenaz.
Beatrix Aguirre
69 años; Granadero Baigorria, Argentina; Maestra de Artes plásticas
El Paraíso es un árbol asiático, pero en nuestras ciudades ya era común hace algunos años. Está en todos mis recuerdos infantiles, de juventud y ya mayor. Agradezco poder participar en tan hermosa protesta ambientalista. Los árboles y demás vegetales proveen el tan necesitado oxígeno y son hábitat de otras especies. Los necesitamos vivos, no hechos leña.
Miriam Carrasco
25 años; San Luis Potosí, México; Estudiante de administración
Establezcamos una comunidad en donde hagamos conciencia de nuestros árboles, nuestro hogar, la tierra. Una comunidad unida donde todxs juntes formemos un mundo mejor, cuidemos nuestros árboles y medio ambiente.
Pamela Brugueras
@Pam.zenarte
48 años; Santiago, Chile; arquitecta/prof de yoga
Admiro a este grupo hermoso y tan motivado por un cambio. Mi árbol representa la necesidad de cuidarnos y aprender a hacer un mejor uso de nuestros recursos. El cambio climático nos afecta a todos.
Paulina Seguí
@doctorambiente
51 años; Ciudad de México, México; anestesióloga
Tengo una conexión especial con los árboles: al abrazarlos me fortalezco, el contemplarlos me da esperanza y serenidad, me enseñan a escuchar, hablar desde el corazón, a percibir la vida que existe a su alrededor.
Bordar en esta colectiva me da esperanza de cómo, unidas en consciencia, logramos respetar y regenerar.
La solución está dentro de nosotras, reunidas. Bordar desde el corazón, sin buscar la perfección, es ejemplo de cómo hay que comportarse, haciendo lo mejor que podamos desde nuestro espacio. ¡Gracias!
Rubén Omar Tafoya
CDMX, México
Dora Esther Gómez León
32 años; Ensenada, México; ambientóloga y mama
Ojalá en cada esquina existiera un árbol, un encino, en el que mi hija pudiera disfrutar un aire fresco, un espacio limpio, un momento de investigación en la naturaleza.
Ojalá los árboles crezcan en lugar de ser talados.
Ojalá nos asumamos parte de la naturaleza en lugar de sentirnos superiores.
Carola Frías
41 años; Querétaro, México; Ing. Industrial
Los bosques, como todos los ecosistemas, mantienen saludable y equilibrado nuestro planeta y sus procesos. Es de vital importancia para nuestra supervivencia no permitir que sean devastados, proteger la biodiversidad y sus ciclos naturales. Es también contribuir a mantener los ciclos de agua. Este huizache lo planté arrancando una rama de un adulto cercano a la zona, lo cuidé y regué a lo largo de un año en un jardín público tremendamente árido y descuidado donde no crecía nada. El suelo estaba compactado y no había vida. Ni adventizas crecían, pues no había agua disponible. Para junio de ese mismo año, el huizache ya medía más de un metro y empezó a ponerse verde. A partir de entonces, todos los años, empezó a visitarlo un cardenal hermoso que come ahí con su pareja. La vida regresó y nos llenó de su vitalidad, nos regaló alegría y esperanza. Después, plantamos arbustos, sábilas y más árboles. El Huizache me llenó de esperanza.
Viri Jiménez
26 años; CDMX, México; diseñadora
Bordar para mi es dibujar y expresar con hilos. Bordar para ser parte del bosque de Esperanza significa bordar una parte de mi para que el resultado sea parte de un proyecto más grande.
Los árboles que bordé son un nogal y un árbol de cacao. El primero es especial para mi: hace 5 años germine una nuez y sigue creciendo. También porque vivo en la calle llamada nogal y en esta casa, aunque no sea la mía sino de mis abuelos, pasé la mayor parte de mi vida. Saber que me crié en esta casa, donde mi abuela vivía, saber la historia de mi familia que han aportado mucho de la persona que soy, el gusto por las plantas (mi casa parece selva, todas aquí somos «La señora de las plantas»), pero sobre todo tener humanidad.
También borde un árbol de cacao que es muy representativo de México, así como el pájaro azulillo sietecolores, todo tiene su historia y me agrada comenzar nuevas etapas con nuevas personas.
Hoy en día me siento sin rumbo… pero la Colectiva es de esas pequeñas cosas que me mantienen cuerda, llegar a los talleres con las compañeras, saber que hay otras chicas preocupadas por las problemáticas ambientales, por bordar, reusar, poder compartir consejos para continuar motivando a nosotras misma y a la gente que se acerca a la colectiva.
Gracias compañeras por compartir su humanidad.
Carmen Maldonado Góngora
61 años; Atizapán, Estado de México; Psicóloga
Tengo unos 6 años bordando, y cuando decidí aprender lo hice con unas hermosas indígenas del estado de Hidalgo. Jamás pensé que se volvería en parte importante de mi vida pero cada vez que me pongo a bordar, me transporto a un mundo de creatividad y gozo. Soy profesionista, soy docente, soy promotora del adecuado cuidado de los residuos que se utilizan en la vida diaria y activista del cuidado del medio ambiente: Mi trabajo es muy demandante pero el bordado me lleva a la calma y tranquilidad.
Cuando conocí este proyecto, inmediatamente me interesó ya que reúne dos pasiones de mi vida: el bordado y el cuidado del medio ambiente. Mi compromiso e identificación con mujeres bordadoras que comparten mis intereses fue fabuloso. Junto con mi hija llevo muchos años con dando a conocer la importancia del cuidado del medio ambiente, pero ya no estamos solas, ya estamos acompañadas de la colectiva y eso es gratificante. Estoy segura de que algo bueno va a surgir. Es necesario e importante. Necesitamos sustentabilidad, justicia para los grupos vulnerados, sanciones para quien contamine y compromiso de los líderes de este planeta.
Por un planeta más vivo y un futuro mejor para mis hijos, nietos y futuros bisnietos.
Nadie St Pierre
52 años; Aylmer, Quebec, Canadá; costurera de telas recicladas, creadora de jabones naturales, emprendedora ambiental
Great thanks to Dora to have invited me to participate in this amazing project! I did it on my own, but saw that women were getting «together» every week. It is an amazing idea to get people to connect with others and nature. I had an amazing feeling: I was part of something bigger than me. I made a difference! Merci Dora! XX
Majo Celis
37 años; Ciudad de México, México; Ama de casa
Me encantó la idea de crear arte a partir de telas recicladas.
No hay tiempo que perder. Estamos viviendo la mayor emergencia a la que jamás se haya enfrentado la humanidad y no podemos permanecer de brazos cruzados. El estar quietos no hará que las cosas cambien. Tenemos que actuar de forma colectiva para lograr resultados. Iniciativas como la de Zurciendo al Planeta son justo lo que necesitamos para poder unirnos y actuar en conjunto.
Marie Karine Manoli
53 años; Ciudad de Buenos Aires, Argentina; Bordadora, aprendiz naturalista
Apenas vi la convocatoria y entendí que unía naturaleza y bordado, me comuniqué y me uní sin dudarlo.
Agradezco la oportunidad de compartir con compañeras de otros territorios, conocer sus problemáticas y luchas ambientales y formar parte de una red que se teje y fortalece.
Elegí bordar el curupí (Sapium haematospermum), un bello árbol nativo de Argentina. Quedarse cerca de un curupí es garantía de observación de varias especies de aves ya que es uno de los más visitados. Para los guaraníes el curupí es el protector del bosque, de los frutales, las cosechas abundantes y las lluvias.
Nadia Golina y Thomas Sengel
México y Alemania
Patricia Ruiz
63 años; Ciudad de México, México; Psicoanalista
Somos la voz de cada árbol que ha de ser respetado para permanecer en su sitio hasta que cumpla su ciclo de vida, que a su vez es nuestra vida.
Olivia Puentes
33 años; Pergamino, Argentina; Licenciada en Turismo
Últimamente siento en mi interior esa inteligencia de la naturaleza y descubro que es porque soy parte intrínseca de ella. Fui invitada a ser parte de esta red de mujeres conscientes y no dudé en participar del proyecto.
Bordé un gingko biloba, el árbol que me vio crecer en el jardín de mi casa. Una obra de arte en otoño con el amarillo de sus hojas. Admiro la voluntad y el amor con la que trabajan mis compañeras y me motiva a seguir generando empatía y consciencia a través de los proyectos de Zurciendo el Planeta.
Sandra Charolet
59 años; Puebla, México; Hogar
Bordar pensando en apoyar una buena causa para generar la mejora del cambio climático y dejar siempre plasmado algo positivo. Si puedo crear buena conciencia al menos en una persona, habré hecho una buena puntada 🙂
Melissa Veytia
@VivesinBasura
34 años; Valle de Bravo, México; Emprendedora ambiental
Las pequeñas acciones individuales por el planeta son importantes pero no son suficientes. Tenemos que empezar a formar parte de acciones colectivas políticas para expresar la urgencia con la que se tiene que actuar ante el cambio climático.
Ana Jovane
87 años; CDMX, México; Psicóloga, retirada ya. Me dedico a leer, escribir y pintar
Hemos hecho mucho daño a la Naturaleza y es hora de tomar medidas para salvar este Planeta, que no nos necesita.
Quiero que mis nietos puedan disfrutar lo que yo disfruté de niña: aire limpio, cielos transparentes, ríos y mares sin basura y árboles, árboles, árboles que forman bosques como santuarios para aves y mariposas
Jéssica Gonzalez
62 años; CDMX, México; profesora de preescolar
El árbol fuerte, creciendo y desarrollándose entre lucha y amor por la vida y sus seres queridos las castañas, su descendencia la cual protege y ama.
Noemí Torrigino
68 años; Rosario, Argentina; Maestra en Artes Visuales, Artista plástica
Mi árbol es de fantasía. Y el principal motivo para bordarlo es que ha sido una tarea colectiva. Muchas de mis actividades artísticas han sido de esta manera, junto con otros y eso es lo que más me interesa. Si, además, esta tarea colectiva tiene el propósito de aunar esfuerzos y mostrar nuestra pequeña gran contribución a la causa de la solución para el problema del cambio climático es algo muy satisfactorio.
Agradezco a las organizadoras que me invitaron a participar y a todas y todos los que están siendo parte de este hermoso proyecto. ¡¡¡¡Con optimismo tenaz, desde Latinoamérica a la COP 26!!!!
Sandra Silva
54 años; Pergamino, Argentina; Administrativa
Este árbol con frutos representa para mí, vida, alegría, riqueza, conexión emocional y espiritual. Por esta razón cuidemos nuestros árboles, ellos nos cuidarán eternamente.
Yoyis Botello
66 años; Zacatecas, Mexico; Enfermera
Karla Borja
40 años; CDMX, México; fotógrafa
En cuanto supe para qué era el bordado, inmediatamente me sentí motivada, estoy muy interesada en poder participar en acciones que ayuden a que preservemos de la mejor manera posible el planeta, y si aportamos un granito de arena y más personas lo hacemos lo podemos lograr, quiero un planeta mejor para mi y las futuras generaciones. Es muy alarmante que nadie esté prestando realmente atención a este tema y no me refiero solo a los gobiernos, me refiero a cada uno de nosotros como individuos, tengo la esperanza de que la humanidad despierte.
Su Fernandez
68 años; Buenos Aires, Argentina; Diseñadora de indumentaria. Terapista floral. Docente jubilada. Ama de casa
Bordo y tejo porque retomo un saber ancestral y de nuestros pueblos originarios que es utilizado desde siempre para abrigo y para expresar emociones, saberes y mensajes con el idioma universal de las puntadas. Es transmitido manualmente, en la intimidad de las comunidades y une creatividad con utilidad. El artivismo es una forma de canalizar mi creatividad y mi lucha por un mundo justo, pacífico y sustentable junto a otras compañeras de la colectiva.
Bordé una tipa como homenaje a los árboles que se podan salvajemente en la ciudad porque sus flores y semillas «molestan».
Y un jacaranda que compartí con quienes querían sumarse, porque es un árbol que adorna con sus flores las plazas de mi infancia y tapizan el pasto de un celeste maravilloso.
Marie Paule Guenfoud
París, Francia
Isis Rodríguez
29 años; Baja California Sur, México; pintora e ilustradora
Este es un árbol caribeño bordado por una mujer queretana que vive unos meses en Baja California Sur. Puntadas que invitan a valorar y honrar el hogar 🌎, levantar raíces para explorar nuevos mundos y contemplar la vida.
Los humedales costeros, en particular los manglares, brindan una gran variedad de servicios ambientales: son zonas de alimentación, refugio y crecimiento de juveniles de crustáceos y alevines, por lo que sostienen gran parte de la producción pesquera, son utilizados como combustible (leña), poseen un alto valor estético y recreativo, actúan como sistemas naturales de control de inundaciones marinas y como barreras contra huracanes e intrusión salina, controlan la erosión y protegen las costas, mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico, contribuyen en el mantenimiento de procesos naturales tales como respuestas a cambios en el nivel del mar, mantienen procesos de sedimentación y sirven de refugio de flora y fauna silvestre, entre otros. Lee más sobre el mangle …
Ali Mendoza
59 años; Pergamino, Argentina; Docente nivel superior
Planeemos más árboles en las plazas, en las veredas, en los parques, en los caminos. En donde haya un espacio, pongamos un árbol.
Krystel Ríos Lavariega
Oaxaca, México
GracielaBuiatti
41años; Pergmino, Argentina; Empleada
Cuando me enteré de la iniciativa de Zurciendo el Planeta no dudé ni un instante en participar. Nuestro planeta necesita de nuestras manos para ayudar a frenar el cambio climático. Desde Argentina me sumo a este proyecto y ojalá podamos desde nuestro humilde lugar concientizar a toda la humanidad.
Catalina Crusat Hernández
26 años; Pergamino, Argentina; Estudiante de composición coreográfica- danza teatro
Fui invitada por una amiga a participar de este proyecto ¡que me atrapó desde el primer momento! La visión ambientalista siempre estuvo presente en mí y en mi forma de encarar la vida. Creo en la importancia de las acciones individuales así como en la difusión del mensaje para que llegue a todos los rincones del planeta. El palo borracho que tengo en el patio de mi casa inspiró mi bordado y desde chica tuve un cariño especial por esta especie. Pensaba que debido a sus espinas nadie los apreciaba, entonces me gustaba abrazarlos para que se sintieran queridos.
Hasta el día de hoy, cada vez que veo uno por la calle, en la plaza, en un viaje o en cualquier lugar, los nombro y los saludo.
Sarah McHugh
Unos 50 años; Brighton, Inglaterra; en el sector social
Yo crecí en una zona rural y siempre anduve cerca de la naturaleza gracias a mi padre, ex-alpinista y amante de los árboles. Tengo recuerdos vívidos de infancia de una hilera muy particular de olmos ingleses que bordeaba el campo de deportes de mi escuela. Uno por uno se murieron, uno infectando al otro con la enfermedad holandesa* del olmo (también conocida como grafiosis). La muerte masiva de 25 millones de olmos en los años 70 y 80 fue una tragedia para el campo inglés. Durante años supuse que los olmos maduros solo existían ya en las cuadros de John Constable.
El primero de enero de 2000 me mudé a Brighton & Hove, una ciudad en la costa sur de Inglaterra. Qué asombro fue descubrir olmos maduros por toda la ciudad, dominando las calles y los parques. Aplastada entre el mar y unas colinas llamadas South Downs, Brighton se mantuvo libre del escarabajo que transmite el hongo que enferma a los olmos. Las advertencias del resto del país permitieron que los naturalistas locales se prepararan: ahora que la enfermedad está en Brighton, los árboles infectados son reportados por un ejército de paseadores de perros y amantes de la naturaleza y la municipalidad los corta inmediatamente y dispone de manera segura de la madera, incluso cuando el árbol se encuentra en un terreno privado.
Toda esta acción comunitaria sigue hoy para prevenir la expansión de la enfermedad. La ciudad cuenta aun con 17,000 olmos ingleses maduros y los que nos visitan de Londres pasan por una avenida magnífica de olmos en la última milla de carretera para llegar al mar. Cada uno de esos árboles es una muestra del poder de la acción comunitaria frente a la adversidad.
*La grafiosis NO proviene de Holanda ni afecta solamente al olmo holandés. Es probablemente de Asia, donde las especies de olmo tienen mayor resistencia natural al hongo que provoca la enfermedad.
Texto original: I grew up in a rural area and was always in nature thanks to my tree-loving, ex mountaineering father. I have vivid childhood memories of the distinctive row of English Elms which bordered my school sports field. One by one they died, each one infecting the next with Dutch Elm Disease. The mass die off of 25 million elms in the 1970s and 1980s was a tragedy for the English countryside. For years I assumed that mature elms only lived on in the paintings of John Constable.
On 1st January 2020 I moved to Brighton & Hove, a city on the south coast of England. To my amazement mature elms were everywhere, dominating the streets and parks. Squished between the sea and the range of hills known as the South Downs, the Dutch Elm Disease beetle had been late to arrive in Brighton. The warnings from elsewhere gave time for local naturalists to prepare a plan: infected trees are reported by an army of dog walkers and nature lovers and the Council immediately cuts them down and safely disposes of the wood, even if the tree is on private land.
All this community action continues today to prevent the disease from spreading. The City boasts 17,000 mature elm trees and visitors from London pass a magnificent avenue as they drive the last mile towards the beach. Each and every tree stands testament to the power of community action in the face of adversity.
Laura Malacalza
52 años; Rancagua – Buenos aires, Argentina; Pastelera, Ama de casa
Cada año, plantamos árboles en el campo. Eso nos da la satisfacción de cuidarlos, protegerlos y verlos crecer. Con ese granito de arena tratamos de ayudar a nuestro planeta. Estamos a tiempo de un gran cambio positivo. ¡Juntos podremos lograrlo!
Claudia Trapani
@claudiavisual_art
54 años; Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina; Artista visual, docente universitaria de arte y arte terapeuta
Elegí el Ginkgo porque lo considero símbolo de resistencia y fortaleza. Resistencia de un grupo que desea revertir el daño que se le hace al planeta, aportando con su acto creador, opinión y acción. ¡Feliz de ser parte!
DebyDefrancesco
38 años; Pergamino, Argentina; Psicóloga
¡Conexión con amor por un mundo mejor!
Georgina Cortés
44 años; Zacatecas, México; bióloga
El árbol que elegí es un pino que mi papá plantó en mi casa de la infancia hace más de 30 años. Es un árbol que ha regalado no sólo oxígeno sino sombra e historias para mi familia, y hogar para muchas aves. Desde que dejamos de vivir en esa casa, hemos tenido que pasar más de una década defendiéndolo de los vecinos e inquilinos que quieren que lo cortemos. Nuestra respuesta es siempre la misma: es más fácil que un día demolamos esa casa a que tiremos el árbol. Los árboles no se matan, los árboles se respetan y se protegen.
Silvia González
68 años; CDMX, México; administración de empresas
Me encantó el proyecto porque lleva un mensaje esperanzador al mundo entero de que con ésta fuerza con la que un grupo de personas se unió para recrear un bosque de árboles bordados, así se pueden hacer acciones emergentes para cuidar y proteger las áreas verdes de todo el mundo recobrando así los ciclos de la madre naturaleza. Tenemos un compromiso con el planeta que ha sido tan bondadoso con el ser humano.
Anki Borja
60 años; Bollstabruk, Suecia; Web editor, communications officer
Los árboles son asombrosos. Absorben CO2, nos dan oxigeno y mucho más. Son esenciales para nuestra vida en la Tierra y para el equilibrio de la misma. Nuestro destino y el de los árboles está ligado desde el principio de la humanidad, y el futuro radica en preservar los árboles y aprender de ellos. La indústria maderera está acabando con los últimos bosques antiguos de mi país. Hoy en día, ni siquiera las reservas naturales están a salvo de la tala. Lo que nos va quedando son plantaciones para la industria maderera que nunca pueden reemplazar a los bosques naturales y sus ecosistemas. Hoy día, solo el 12% del bosque sueco fuera de los parques nacionales y reservas naturales, tiene más de 120 años. Solo el 18% tiene más de 100 años. Tanto los pinos (Pinus sylvestris) como los abetos (Picea abies) pueden vivir muchas veces más que eso, y los sistemas de raíces pueden sobrevivir durante miles de años. En mi país se habla de la deforestación en otros países: Brazil, Indonesia o el Congo, pero lo mismo ocurre en Suecia. A menudo se le llama “silvicultura sostenible”, “manejo forestal”, “consideración por la naturaleza” o “energía verde” pero en realidad es un crimen brutal contra la Tierra y todo lo que vive en ella (legalizado por el Estado de Suecia). Todo esto pasa muy rápido. Nos damos cuenta de grandes heridas en el paisaje, veredas de cientos de años destrozadas por máquinas forestales y la consecuente falta de insectos. Los pueblos indígenas protegen el 80% de la biodiversidad de la Tierra, aunque comprenden menos del 5% de la población mundial. Al luchar por sus tierras, los pueblos indígenas luchan por salvar al planeta. Su papel es fundamentales al garantizar un planeta resiliente y saludable. A pesar de ello, Suecia es uno de los países que no ha ratificado el Convenio número 169 de la Oficina Internacional de Trabajo sobre Pueblos indígenas (la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas).
Mi bordado lleva la bandera de Suecia, la nacionalidad que tengo, y la bandera de Sápmi, mi lugar de nacimiento.
Tomás Fernandéz
12 años; CDMX, México; estudiante
Loly Funes
60 años; Pergamino, Argentina; Psicopedagoga
Estoy feliz de estar en este proyecto. Los árboles son pulmones de la tierra. Al expresar ideas con nuestras manos mediante bordados estaremos unidas salvando la tierra.
Dora Napolitano
43 años; CDMX, México; artivista
Yo bordé una caoba con un mono aullador rojo, en alusión a los años que trabajé, recién egresada, con comunidades indígenas del Bajo Urubamba, en la Amazonía peruana. La extracción ilegal de la caoba y cedro había alterado durante décadas la paz en esas comunidades. Me tocó vivir con ellos el cambio de enfoque extractivista de madera a gas y más recientemente también a tala extensa para siembra de plantaciones de palma aceitera. Con los yoras de Serjali y en las comunidades machiguengas del Alto y Bajo Urubamba aprendí muchas cosas sobre cómo funciona el mundo, cómo unos viven con la naturaleza y otro la ven como un recurso inagotable a explotar.
Sigo tratando de resolver cómo es posible que haya tal dicotomía dentro de nuestra especie, tanta ceguera de la destrucción que provoca. Nuestro gran cerebro, único en la historia de la tierra, nos da muchas facilidades intelectuales pero le falta a veces la apreciación de las consecuencias más lejanas de nuestras acciones inmediatas.
Y sin embargo: sí tengo esperanza (la mayor parte del tiempo). La enorme mayoría de la gente vive como vive simplemente porque el entorno lo manda y somos una especie que ha logrado lo que logramos por su casi infinita adaptabilidad. Cuando una proporción crítica de nuestras poblaciones entienda que el futuro no está por el camino marcado por la mayoría, empezará a haber muchos cambios y más rápido. Ya están iniciando.
Eso lo vamos a lograr a través de las acciones colectivas. Que este bosque maravilloso exista y esté de gira de punta a punta de América Latina es la prueba de que nos es posible crear lazos y construir comunidad incluso entre países y sin conocernos en persona.
Ojalá los que vean este bosque se vayan con ganas de crear más árboles para que la obra de arte colectiva crezca pero sobre todo de unirse o iniciar acciones colectivas en sus cuadras, escuelas, trabajos. Es a esa pequeña escala, platicando con muchos prójimos, que llegaremos a la proporción crítica para cambiar la forma de actuar mayoritaria.
Pía Bravo Schilling
@pia.b.sch
45 años; San Pedro de la Paz, Chile; Arquitecto
Cada puntada que di.
Cada tela que reutilicé.
Cada minuto que dediqué.
Fue la forma que encontré de creer y llenarme de esperanzas de que SÍ podemos hacer algo por detener el daño que le hemos venido haciendo a nuestro planeta.
No esperar a que otros lo hagan. Todos somos responsables. Cada uno de nosotros debe realizar pequeñas acciones que contribuyan a ello. Es importante que seamos consecuentes con lo que hacemos y al mismo tiempo motivar y sumar a muchos más en este proceso.
María Puentes
65 años; Pergamino, Argentina; Médica
Bordo con Zurciendo el Planeta porque comparto la visión de una sociedad que quiere transformarse en bosque: responsable del cuidado de sus integrantes, cuidadosa del consumo, regenerativa en todos los aspectos imaginables, optimista en la búsqueda de alternativas para repensar y recrear los caminos para evitar el colapso climático. Creo que podemos enfocarnos en el bien común si dejamos de temer y aceptamos que la tierra y sus riquezas no pertenecen a la especie humana. Los humanos le pertenecemos a la tierra.
La araucaria que bordé es uno de los árboles que descubrí en mi entorno después de haberla admirado en bosques del sur de Argentina, donde vivo. También bordé un árbol imaginario, de tronco rojo, que es el color que para mi representa la fuerza expansiva del fuego. Imagino que el verde de los brotes de cualquier árbol viene desde el rojo oscuro del corazón de la madre tierra.
Marcela Romano
56 años; Barrio Colegiales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina; Artivista textil
Desde el año 2016 integro junto a vecinas y vecinos del barrio Colegiales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, el proyecto participativo “Parque Estación Colegiales”. Esta colectiva impulsa la creación de un parque verde y público en el ex Playón Ferroviario de Colegiales, un predio de casi siete hectáreas con galpones e instalaciones patrimonio cultural de la ciudad, en donde podrían desarrollarse actividades culturales y recreativas para uso y disfrute de nuestra comunidad. Contrario a esto, funcionarios del gobierno nacional en el mandato 2015-2019, junto a la gestión de la ciudad de Buenos Aires, dispusieron y transfirieron parte de ese patrimonio para beneficiar a empresas privadas del mercado inmobiliario que intentan emplazar edificios que implican 80.000 metros cuadrados de cemento en un barrio densamente construido como es Colegiales.
En el 2021 fue el lanzamiento de la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas, y acciones como la creación del parque en Colegiales pueden hacer que las ciudades sean más verdes y limpias. Es momento de inspirar cambios positivos que nos hagan reflexionar. Trabajemos y exijamos a nuestros gobiernos y a quienes proponen y votan las políticas públicas a comprometerse formalmente a invertir en la reparación del medio ambiente y llevar adelante una planificación eficiente de nuestras ciudades.
Dar a conocer nuestro proyecto es una forma de defender los espacios públicos y de pensar junto a las y los jóvenes en un futuro más verde y más justo para todos y todas.
Anni Vasileiou
64 años; Kampos Stratonikis, Muncipalidad de Aristoteles, Halkidiki, Grecia; trabadora juvenil y comunitaria, artista social
mi topos –esta tierra a la que pertenezco– respira entre las montañas forestadas de la península de Halkidiki en el norte de Grecia, valles que se conectan con el mar a través de una miríada de arroyos. cuando supe de este proyecto de bordado colectivo, inmediatamente sentí que el bosque me llamaba a ser parte, a llevar uno de nuestros árboles a este encuentro de árboles, este bosque humano global de cuidado de la vida, este tejido de co-creatividad.
le pregunté al bosque que me rodea qué árbol quería ir. oí la respuesta, «El Árbol, por supuesto!» y sonreí… aunque el roble en griego se llama Δρυς (Drys) o Βελανιδιά (Velanidia), aquí en la localidad le decimos Δέντρο (Dentro) que literalmente quiere decir árbol.
en las tres décadas y medio que he vivido aquí con mi pareja en un terreno que heredamos de su abuelo y padres, he sido testigo de la regeneración del bosque: después de la tala de la generación anterior para cultivar trigo ahora vivimos en un bosque comestible abundante. he aprendido mucho de los seres vivos entre los que vivo aquí. nos hemos cultivado mutuamente, hemos crecido juntos. he llegado a un conocimiento encarnado de la magia nacida de vivir como un socio dentro de una red de vida. este es un regalo que aprecio y agradezco, que deseo para todos los humanos vivos hoy, para que podamos volvernos realmente Humanos, podamos empezar a reconocer, aceptar la responsabilidad para y empezar a sanar nuestros traumas colectivos, cuidarnos mutuamente y toda la Vida. para que la humanidad tenga un futuro.
(texto original) my topos —this land i belong to— breathes between rich forested mountains of the Halkidiki peninsula in northern Greece, valleys that connect them to the sea and myriads of streams flowing in between. when i became aware of this collective embroidery project i immediately felt the forest calling me to become part of it, to bring one of our trees to this gathering of trees, this global human forest of care for life, this web of co-creativity. i asked the forest that surrounds me which tree wanted to come. i heard the forest answer, “Why, the Tree, of course!”, and i smiled… although the oak tree in the greek language is called Δρυς (Drys) or Βελανιδιά (Velanidia), locally we call it Δέντρο (Dentro) which literally means tree.
in the three and a half decades i have cohabited the land my partner and i inherited from his grandfather and parents, i have witnessed its regeneration from the previous generation’s cultivation of wheat into a full blown food forest. i have been taught by the many life-forms i live among. we have cultivated each other, we have grown together. i have come to an embodied knowing of the magic born of living as a partner within a web of life. this is the gift which i cherish and am grateful for, the gift i wish for all humans alive today to receive, so that we may become truly Human, we may begin to acknowledge, accept responsibility for and begin to heal our collective traumas, care for each other and all of Life. so that Humanity may have a future.
Guadalupe Rojas
36 años; Toluca, Estado de México, México; diseñadora gráfica y emprendedora ambiental
Para mí los árboles son símbolo de resistencia, cuidado y paciencia. Son símbolo de vida.
Y con ellos cuántas vidas se conectan, la del hongo en la base, la de los bichos en las raíces y las aves en la copa. La del ser humano que aprovecha su sombra y los animales que comen sus frutos.
Todo esto me ha hecho reflexionar, ser más sensible y consciente sobre la cantidad de árboles qué hay en mi comunidad, como antes, cuando era niña, recuerdo que era más verde, como ahora es cada vez más difícil encontrar pulmoncitos verdes y cómo hay quienes siguen ciegos a estos cambios y por lo tanto, indiferentes a las consecuencias.
Hoy levanto la voz por quienes vienen. Que este bosque de esperanza se vuelva realidad, no solo como un bello tapiz bordado, si no como una mancha verde que se extienda por doquier.
Mónica Aranda
61 años; Yucatán, México; Diseñadora textil
Cuenta una historia de antaño que antes de que aparecieran los humanos de dos patas en la Tierra, todas las mujeres fueron árboles, y al igual que estos, tenían raíces que las hacían ser UNA con la MADRE TIERRA.
Liz Javier
@ceroresiduosoaxaca
34 años; Oaxaca, México; comunicóloga y ambientalista
Cuando veo un árbol, veo vida. En este árbol que bordé, cada puntada tuvo una intención y muchos sentimientos de empatía, amor, respeto, responsabilidad, compromiso y fortaleza para seguir protegiendo y luchando por la madre tierra.
Themis Mavromati
61 años; Rodas, Dodecaneso, Grecia
Para mí fue una oportunidad para dar todas mis loas, mi amor sin fin y mi gratitud a aquellos árboles sagrados de todo el planeta. Aquellos árboles que han muerto y ¡¡aquellos que renacen!!
Texto original: For me this was an opportunity to give all my honor, my endless love and my gratitude to those sacred trees all over the planet. Those trees that have died and those that are reborn!!!
Marta Vargas
47 años; Ciudad de México, México; Logoterapeuta
Al ver el proyecto me animé a participar porque quiero ser parte del cambio en el mundo para tener un mejor planeta.
Katya Hinke
@Katita_chula
51 años; Ciudad de México, México; huertera, asesora financiera y cocinera
Estuve varios días pensando qué tipo de árbol bordar. Durante una visita a casa de mi madre encontré partes de sábanas que ella había guardado (y también usado para remiendos o costuras menores), en las que cuatro generaciones de mi familia habían dormido y soñado. Algunas de las telas tienen más de cincuenta años!! Entonces todo encajó. Tenía telas para reutilizar, tenía historias y sueños de personas importantes en mi vida. Corté hojas de las telas, armé mi árbol y las bordé a la manta que había teñido unos meses antes con palo de Brasil. Como me encanta hacer cosas con mi sobrina Julia, le pedí que me pintara el tronco y escribiera el nombre del árbol para que así fuera un árbol de las dos: el árbol de los sueños (Somnium arbore).
Creo que es una obligación moral participar en este tipo de iniciativas. Tenemos la fortuna de ver el trabajo manual y consciente de muchas personas que nos regalan sus experiencias, sus conocimientos y nos permiten ver un poco de su ser. Igualmente, tenemos que responsabilizarnos por el cuidado de nuestro planeta, de la flora y fauna, y de velar por un mundo mejor para nuestros hijos y futuras generaciones. Zurciendo el planeta nos incentiva a reflexionar sobre el cuidado del planeta, a reutilizar materiales y a buscar soluciones distintas para resolver la vida cotidiana. A mi me encanta todo lo que proponen! Enhorabuena y bienvenidas estas iniciativas.
Rocío Herrera
54 años; Ciudad de México, México; Ama de casa
El Ahuehuete (foto anterior) es un protector fuerte y frondoso. Le rindo homenaje.
Caty Bouvier
59 años; Pergamino, Argentina; docente
Participé de este movimiento porque me pareció súper interesante la idea de estar presentes en la convención climática.
Yo borde un árbol de la vida como símbolo de protección a la vida tanto vegetal como animal. Me pareció súper interesante la participación y sobre todo el intercambio con las bordadoras en los encuentros virtuales.
Araceli Aguilar
30 años; Chalco, México; Correctora de estilo
Cuando vi la convocatoria de Zurciendo el Planeta, tenía dos árboles en mente: el árbol de guaje o el calosúchil o cacalosúchil. Opté por este último y lo diseñé. Comenzaron las puntadas, la imaginación y otros detalles, pero al mismo tiempo comenzaron situaciones difíciles en mi vida. Pronto transformé ese miedo en puntadas, entre hilos y agujas, y aunque ya no tuve el tiempo de terminarlo como quería quedé muy feliz con el resultado porque descubrí que amo bordar y algún día lo podré perfeccionar. Durante el proceso de bordado, y debido a las lluvias abundantes y el sismo que ocurrió en mi ciudad, el árbol en el que me inspiré cayó. Ahora el lugar está vacío, más no mi corazón, porque sé que mi bordado tocará corazones en donde llegue, a miles y miles de kilómetros de su lugar de origen. Deseo de corazón que el futuro sea mejor para nuestros descendientes y que esta acción colectiva quede siempre en mi corazón y mente.
Rosy Espinoza
60 años; Oaxaca, México; enfermera
Debemos cuidar los árboles ya que son fuente de oxígeno y vida para todos los seres vivos.
Ana Luz Gómez
37 años; Ciudad de México, México; Microempresaria
Éste proyecto me permitió expresar de una manera amigable mi deseo de que la sociedad construya un desarrollo sostenible integrándose con la naturaleza desde una armoniosa perspectiva con equilibrio social, considerando la riqueza natural y preservándola. Es decir, que tengamos una paz con el ambiente y la respetemos desde la educación integradora inculcada en las generaciones presentes y venideras.
Ixko Miranda
43 años; Toluca, México; Bióloga
La oportunidad de expresar con un símbolo creativo la vida es muy rica, al igual que la hermandad que muestran las activistas del colectivo. La falta de acciones, por dejar todo para después, nos está llevando al punto sin retorno. Despierta la humanidad muy fuerte y bonito.
ÁRBOL. La vegetación es hermosa, los árboles en especial representan para mi tanto al padre como a la madre, son la conexión con el todo. Entonces, el poder darles voz es algo hermoso.
FUTURO. Sentir a tantas personas con el fin común de «cuidar la naturaleza» me da fuerza para seguir trabajando con acciones ecológicas y sustentables. Ya somos muchos solo falta acercarnos. Y, mundo, aquí estamos…
Chiara Ferrari
25 años; Santiago de Chile, Chile; ingeniera forestal
Al igual que Violeta Parra busco todas las formas artísticas para expresar mi sentir, que el material tome vida y forme mi pensamiento.
Hoy manifiesto mi molestia y preocupación por nuestro planeta que brutalmente ha sido consumido por bestias sin fondo a pesar de nuestra lucha.
Las puntadas las hice en memoria a las vidas arrebatadas de quienes combatieron por nuestra tierra.
Los árboles son la representación individual de un bosque, al igual que nosotras son un pequeño eslabón de esta gran cadena de lucha que grita acciones más que palabras contra el cambio climático.
Gracias a esta colectiva y grandes mujeres que me han enseñado este oficio, se mantiene el legado ancestral de expresión y revuelta.
El bordado fue una de las muchas enseñanzas que tuve de mi madre. Para mí, significa una conexión de tranquilidad y amor. El proyecto de bordar un árbol me dio la oportunidad de unir esa sensación con el objetivo de difundir nuestro mensaje de optimismo tenaz por cuidar el medio ambiente. Me da esperanza y considero que es lo que necesitamos para tomar acciones directas que nos permitan resarcir nuestro vínculo con el planeta.
Jessica Alcocer
39 años; Estado de México, México; Ama de casa
Soy una apasionada del cuidado del medio ambiente. Me encanta reparar, bordar y coser, y creo que esta iniciativa me cayó como anillo al dedo. Espero poder sembrar semillas de cambio y consciencia.
Josefa Vargas
11 años; Ciudad de México, México
Karen Liliana Hernández
33 años; Querétaro, México; Maestra
Elegí un sauce llorón porque es el árbol favorito de mi abuela, la mujer que me ha enseñado el valor de la fuerza femenina, el amor a la tierra, a la naturaleza y a todo lo que está vivo.
Ulrica B
Bollsta, Suecia
Hurry to stop deforestation.
Apuren a detener la deforestación. El bosque de coníferas montañoso con Picea abies (o pícea noruega), es el habitat la muy amenazada Usnea longissima (un lichen que crece, colgando de los árboles, en los bosques boreales de Europa, Asia y Norteamérica), y del gran Strix nebulosa (cárabo lapón, un buho de los bosques fríos).
¿Seguirás de pie?Quercus robur (roble común), un árbol simbólico de fuerza y vitalidad. Es el refugio del escarabajo más grande de Europa, Lucanus cervus (ciervo volante europeo).
Árboles en mi mente y mi alma. Me descubro respirando, encuentro la esencia para meditar, la inspiración para crear. Encuentro fuerza, y el poder de sanar y la energía.
Gracias por enseñarme a respetar, y por darme sabiduría.
Cuanto más viejo el árbol, más biodiversidad.Tilia cordata (tilo norteño) pertenece en los bosques caducifolios con Ulmus glabra (olmo de montaña), Acer platanoides (arce noruego) y Quercus robur (roble común). El árbol produce mucho néctar y les encanta a las abejas. El tilo puede llegar a ser muy viejo.
Biznaga roja : los frutos de la biznaga, los cabuches, eran un platillo sabroso que mi mamá y mis tías preparaban. Aún se come por acá en fechas de semana santa más o menos.
Coahuila, mi estado natal, tiene mucha variedad de ecosistemas y una gran parte es semidesierto. Las cactáceas, como la biznaga roja, son representativas de este ecosistema. Desde mi punto de vista es muy importante valorar la diversidad, y por eso decidí bordar una cactácea pues su capacidad de adaptación y de aprovechar los recursos limitados de donde viven es una lección de vida para todos.
Este proyecto me brindó la oportunidad de reconectarme con mis raíces bioculturales/sociales/familiares, y a la vez reanimó mi capacidad de que creer y crear sueños juntxs por un futuro mejor. Sus ideas, la fuerza del optimismo tenaz y el «artivismo» forman parte desde ahora de mi vocabulario. Gracias porque todos tenemos raíces, pero también alas de sueños…
Dedico este bordado a mi mamá Elvira Ramos Ramos –a ella le gustaba bordar y me enseñó– a mi tía Eva, su hermana, excelente bordadora –sus bordados no tenían ni un nudito por el revés– y la tía abuela Pita que cuando ellas eran pequeñas les pasó el cariño por las costuras, era la costurera del Rancho «Las Encinas» donde vivieron de niñas y les regalaba los trapitos que le sobraban para que hicieran vestiditos a sus muñecas… y también a mi hermano Jesús que le gustaba mucho viajar pero además rescatar historias de nuestros abuel@s.
Ahora ellos viajan entre las estrellas, como la biznaga roja de mi tierra, y seguro siguen soñando con un mundo mejor… como yo.
Mayra Cortés
37 años, Ciudad de México, México, Diseñadora gráfica — Pino
Mi motivación en bordar este pino es protestar de manera pacífica por el medio ambiente. Es el primer bordado que hago en mi vida. Utilicé hilos que mi mamá compró desde antes de que yo naciera y para tensar la tela usé un gancho con pinzas para utilizar lo que ya tengo en casa 😀
Mayarí Schilling
39 años; Concepción, Chile; Psicóloga
Me une a este proyecto una hermosa persona: mi prima Pía. A través de ella he aprendido a reciclar y ser más consciente de que las pequeñas cosas van generando cambios, que es lo que se necesita ahora ¡ya! Provengo de una familia plantera y es así como entre paseos hice amistad con los arrayanes y su tronco anaranjado. Descubrí por una vecina que su fruto se comía. Verlo florecer de blanco es su toque hermoso.
Elsa Fernández
12 años; CDMX, México; estudiante
Rina Binelli
66 años; Génova, Italia; Diseñadora gráfica
Ya no hay tiempo para ser observadores pasivos. Nuestros árboles formarán un frondoso bosque y serán testimonio de los cambios que exigimos a nuestros gobernantes. ¡Viva la reina naturaleza!
Velia Pérez López
44 años; Ciudad de México, México; Médica Veterinaria Zootecnista
Un árbol de corazones porque es un árbol que palpita, vive, siente, hace una red con sus congéneres, se comunica.
Bordé también un árbol genérico, aunque me parece un roble. Me gustó por el mensaje: aunque yo no me beneficie, a largo plazo, si planto un árbol, éste le dará sombra, vida y hogar a otras criaturas, y cada año será más fuerte.
Aunque no siempre lo vemos, las raíces son tan grandes que se abrazan a la tierra y a otras raíces de árboles amigos. Me recuerda un árbol del rancho «El Clarín» de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la UNAM, en Martínez de la Torre, Veracruz. Ahí hacíamos nuestras prácticas de diversas asignaturas, estancias e incluso se podía cursar todo el semestre completo allá.
Gabriela Wiener
52 años; Ciudad de México, México; Arquitecta paisajista
Si el bosque de árboles bordados puntada a puntada, persona por persona, de continente a continente significa algo, es: NECESITAMOS UN FUTURO Y ESTÁ EN SUS MANOS.
Brenda Tovalín
37 años; Zacatecas, México; Arquitecta/ Casa
Para mí, son gratificantes las puntadas que doy sentada al lado de mi hija, Río, pues me transmiten una gran paz. Esa paz debería ser mundial y sin preocupaciones, pero no es así. La preocupación es mucha por cómo estamos tratando el templo en el que vivimos. Por eso mismo debemos actuar para tener un futuro sostenible y sustentable. Poder crear comunidades en armonía con la naturaleza y en constante comunicación para crear redes ambientales y aportar desde nuestra trinchera y entorno. Es hermoso tejer una gran red de apoyo mundial donde nos une el mismo amor y visión, un mundo sin consumo voraz, sin tala incontrolada. Así que tod@s somos seres vivos conviviendo en el mismo templo: nuestro planeta Tierra…les amo…
Guille Crusat Hernández
28 años; Tafi del Valle, Argentina; Estudiante de Ciencias Ambientales
Siempre sentí una atracción muy fuerte por la naturaleza y nuestra conexión con ella. Es así que el cuidado del medio ambiente y la generación de conciencia sobre nuestro impacto como humanidad estuvieron siempre muy presentes en todos los aspectos de mi cotidianidad y me llevaron a elegir la carrera de Ciencias Ambientales de la Universidad de Buenos Aires. Cuando una amiga me acercó el proyecto de Zurciendo el planeta para la COP26, decidí unirme sin pensarlo, pues comparto su visión sobre la urgencia de combatir la crisis climática y ambiental que vivimos, pero sobretodo sobre la necesidad de actuar y transmitir ese mensaje desde nuestra América Latina. Y qué mejor que con una intervención haciendo lo que me gusta y disfruto: bordar, tejer, coser.
La elección de los árboles fue fácil: el jacarandá, primer árbol que planté a los 8 años, que vi crecer en el patio de casa en las llanuras de la Pampa Húmeda y que todos los años disfrutamos con cada floración.
Y el cardón, característico de los Valles Calchaquíes del norte de Argentina, donde por lazos familiares siempre estuve vinculada a la provincia de Tucumán y que adopté como mi lugar en el mundo.
El proceso de realización fue muy enriquecedor, siempre compartiéndolo con las mujeres de la colectiva en encuentros que demuestran que estas causas mueven a muchas personas.
Claudia Cruz Nava
@hechoamanocalu
50 años; Ciudad de México, México; Cocinera
Bordar un ahuehuete me ha resignificado el compromiso que debemos tener todas y todos por cuidar el planeta desde nuestra casa, y de que esas pequeñas acciones diarias se vayan contagiando a mi familia y a mi comunidad. Bordar es resiliencia y magia.
Mérida, como todas las grandes ciudades no sólo ha visto sus alrededores cada vez más deforestados, sino que el arbolado urbano cada vez cuenta con menos espacios, cuidados y protección. Al estar ubicada en una zona tropical, expuesta al paso de tormentas y huracanes, se hace necesario promover entre la población, incluyendo a los tomadores de decisiones y urbanizadores, una REVALORACIÓN sobre los árboles en la ciudad. Plantar un árbol en la ciudad no sólo es una buena acción, es un compromiso a largo plazo. Es preciso primero seleccionar la especie adecuada al lugar de establecimiento y darle cuidados y seguimiento a su crecimiento: riego, podas adecuadas en la época adecuada, monitoreo de plagas y/o enfermedades y sobre todo apreciarlo como un ser vivo que nos acompaña en nuestro transcurrir en esta Tierra.
Los árboles son maravillosos, nos aportan una gran cantidad de beneficios que no vemos pero que alegran nuestro día a día. En este sentido, sería importante retomar elementos de la cosmovisión de la gran cultura que aun prevalece en la península de Yucatán.
Escogí bordar al Ya’ax che’ por ser el árbol sagrado para los Mayas. En la gran Ceiba se representan los tres niveles en los que se desarrolla nuestra existencia: las ramas y la copa corresponden al cosmos, a nuestra unión con el infinito, el tronco es donde se desarrolla la vida terrenal, y las raíces corresponden al inframundo, a donde llegaremos al final de nuestra vida.
Bordar un árbol te reconecta con él, con la vida que le rodea y con la naturaleza. Bordar un bosque colectivo para resaltar la belleza y el valor de los árboles me motiva a seguir promoviendo la importancia y el valor de los árboles, y abona a la idea de que la sociedad en su conjunto puede generar acciones para contrarrestar los impactos de la crisis planetaria. Hagámonos visibles para que los gobiernos se comprometan y cumplan sus compromisos por el bien de la VIDA en el planeta.
Cristina Arizmendi
63 años; boliviana en la Argentina; Diseñadora, costurera, artesana
Bordé el Amazonas en llamas porque atraviesa también parte de Bolivia y ahí también se quemaron árboles, por eso representé el mapa de mi pais mostrando el lugar que fue consumido por las llamas.
La kantuta es lo que me representa y tengo presente por siempre mis raíces.
Erika Razo
39 años; Ciudad de México, México; Marketing digital
Bordo un mezquite por su gran capacidad de enraizar en suelos poco profundos, su resistencia a la sequía y heladas y por el papel que juegan dentro de los ecosistemas desérticos y con poca lluvia.
Gabriela Elías
30 años; Ciudad de México, México; Psícologa
Para mí los árboles son sagrados y aunque no lo veamos, todos están conectados entre sí mediante sus raíces, trabajando juntos para mantener el equilibrio de sus ecosistemas. Este es el ejemplo que, como humanidad, hemos de seguir: unirnos en humildad y proactividad desde nuestras raíces y nuestra profundidad humana. Es urgente que comprendamos que tenemos un gran poder que puede ser usado de forma destructiva, como ha sido hasta ahora, o creativa. Estas bellas creaciones bordadas me hacen sentir que todo es posible y que, como la jacaranda, podemos deshacernos de nuestra copa de ideas y hábitos viejos, para renacer en un magnífico esplendor morado de flores, conscientes y creando la realidad con la que soñamos en nuestro corazón.
Vicky Ivison
52 años; Ciudad de México, México; Médico Veterinario Zootecnista
Decidí bordar una Jacaranda porque su color violeta pinta las calles de color en primavera en mi ciudad, un recordatorio de lo importante que es la naturaleza y su belleza.
Ser parte de un colectivo me llena de esperanza.
Irene Lozano
63 años; Ciudad de México, México; Bióloga
Los árboles nos reconectan con la naturaleza, nos dan arraigo y cobijo, nos enseñan a formar redes subterráneas de apoyo solidario vivificante, purifican el aire que respiramos. Permiten que por infinitas vías desde el cielo, las hojas, las ramas, los troncos, las rugosas y diversas texturas de sus cortezas protectoras vaya bajando el agua, hasta infiltrarse, por millares de raíces y raicillas hasta lo más recóndito del fértil suelo. La beben, absorben, se trasmina, se comparte, se deposita, se almacena, fluye hacia los demás seres vivos, retorna vaporosamente al aire, lo humedece, lo refresca. Los árboles son nuestros grandes maestros de vida, enseñanza silenciosa, constante y persistente de una vida social, amorosa y compartida. Mudos testigos de aciertos y desaciertos del ser humano en el planeta, que los rescatan o padecen, que serán protagonistas infinitos de otra forma de vivir, arbóreamente más humana, solidaria y esperanzadora. Abrazando un árbol percibes la vivificante conexión con la naturaleza, por ello bordamos y dispersamos estas valiosas semillas hasta Glasgow y más allá, hasta las conciencias de nuestros congéneres.
Dulce Chavarría
@buenosdiasy
22 años; Ciudad de México, México; Estudiante/artista plástico
Mi primera referencia era un ahuehuete pero al final lo simplifiqué a mi propio árbol. Coloqué semillas de jacaranda, que es una especie invasora, y un hueso de durazno, como el ciclo con la tierra. Recuerdo que cuando era niña como de 5 años, ya se comenzaba hablar de los años que venían si no comenzábamos a tomar conciencia de nuestras acciones del día a día.
Entiendo que es difícil creer que uno cambiará algo pero no es así. Existen y seguirán apareciendo personas que comparten las mismas preocupaciones que tenemos nosotras. Algunos elementos que usé para esta pieza son retazos de telas-fieltro y estambres que llegaron a ser de mi tía y mi mamá. Materiales que tienen más de 12 años. Gracias por compartir esta experiencia bordada.
Ese árbol para mi representa el amor hacia los demás, el amor por la naturaleza misma y el amor al Universo y en especial mi Amigo Dios, como yo lo llamo….
Graciela María Guzmán
66 años; Granadero Baigorria, Argentina; Técnica en Artes visuales
Siempre estuve fascinada por su floración gigante de la magnolia porque tanto se asemeja a una gardenia o jazmín como a un gran rosetón. No es nativa de mi país pero se adapta muy bien a la zona. Gracias por esta hermosa colaboración desde nuestro humilde lugar!
Graciela Rocha
53 años; Rosario, Argentina; Secretaria de escuela primaria
«La hoja es la forma paradigmática de la apertura: la vida capaz de ser atravesada por el mundo sin ser destruida por él. Pero ella es también el laboratorio climático por excelencia, la retorta que fabrica y libera en el espacio el oxígeno, el elemento que hace posible la vida, la presencia y la mezcla de una variedad infinita de sujetos, cuerpos, historias y existencias mundanas. Los pequeños limbos verdes que pueblan el planeta y capturan la energía del sol son el tejido conectivo cósmico que, desde hace millones de años, le permite a las vidas más dispares entrecruzarse y mezclarse sin fundirse recíprocamente una en la otra.» Del libro de Emanuele Coccia La vida de las plantas. Sobran razones para defender el bosque.
Sam Guerrero
14 años; Xochimilco, México; estudiante de secundaria
Al principio lo hacía por hacerlo y mandarlo, pero en el trayecto me inspiré y no fue un simple árbol. Lo hice que fuera un árbol especial, como si fuera el que está dentro de mí. Parece normal, pero tiene partes coloridas, unas agrietadas, otras parchadas y unas con espacios en blanco que necesitan un propósito y ya casi lo tienen.
Es la mejor experiencia que pude tener como mi primer participación en un proyecto con un enorme y hermoso propósito.
Yameli Gómez
32 años; Leipzig, Alemania; Antropóloga visual
Bordar árboles desde diferentes latitudes muestra que existe un problema grave a nivel mundial, un problema que es muy visible en nuestro día a día y que por lo tanto necesitamos de gente en diferentes latitudes para poder hacer un cambio.
Vianey Carrasco
26 años; San Luis Potosí, México; Estudiante (Lic. Diseño Urbano y del paisaje)
El arte nos permite dar un mensaje personal que trasciende al compartirlo, cada trazo tiene la esperanza convertirse en pasos que nos permitan construir un mejor lugar en donde vivir.
Rommy Vargas
50 años; Ciudad de México, México; Diseñadora textil
¡Mi conexión con el proyecto se debe al profundo amor y agradecimiento que tengo por los árboles generadores de vida! ¡Mi vida ha girado en torno a los árboles sin estar consciente de ello! ¡Gracias por tan hermoso proyecto!
Julia Fernández
31 años; Rosario, Argentina; licenciada en estadística
Elegí bordar el sauce criollo porque es una especie autóctona de mi región. Este proyecto me permitió expresar mi solidaridad con los objetivos de la colectiva a través del bordado. La consigna propuesta por quienes integran Zurciendo el Planeta permite expresarse a muchas personas de diversos países sobre la voluntad que tenemos de hablar sobre el cambio climático.
Zaira Nava
25 años; Valle de Bravo, México; Bióloga ambiental
Mi bordado está inspirado en los bosques vallesanos que han sido mi hogar y refugio desde pequeña. Siempre disfruté explorarlos y perderme entre los cantos de vida, percibir la mezcla de aromas que despertaban mis sentidos, maravillarme con los distintos colores en sus diferentes temporadas. Para mí un bosque es un complejo sistema de organismos interconectados que va más allá de lo que podemos ver. A través de hilos y puntadas, represento parte de la biodiversidad de nuestros bosques.
Bordé un encino grande e imponente, una chara transvolcánica, un carpintero bellotero, una mariposa monarca que migra y recorre grandes distancias, varias especies de flores nativas y algunos hijos de la lluvia como el exquisito hongo azul.
Desafortunadamente éstos bosques se encuentran amenazados por diversos factores como la tala ilegal, incendios, cambio de uso de suelo, cambio climático, entre otros.
Por eso es necesario que todos nos involucremos en su cuidado y conservación. Mi deseo es que las generaciones futuras puedan conectar con nuestros bosques y que conozcan todas las especies que albergan.
Patricia Holeywell
41 años; Pergamino, Argentina; Docente
Elegí el Aguaribay, porque me atraen mucho sus semillas. En el bordado las expresé esparcidas por el fondo de la imagen, un poco como me siento en la colectiva. Ideas/semillas que van volando y no sabemos bien dónde caen pero que muchas germinan y crean nuevas semillas. En mi barrio es difícil que prosperen otros árboles que plantamos y cuidamos, pero los Aguaribay los ves por todos lados resistiendo el viento y el clima.
Maribel Camacho
CDMX, México; empleada hospital
Camelia Ramos
52 años; Malinalco, México; artesana
Sale de mi mente la frase «mi vida hecha rebozo» y, sin duda alguna, nace de mi concepción. Mi papá teje el rebozo que sería para que mi mamá me llevara en sus brazos cuando yo naciera. Entonces para mi bordar sobre un rebozo expresa ese origen y mi realidad porque nosotros también trabajamos principalmente con el algodón. Entonces podría decir que representa cómo, desde antes de nacer, me identifiqué con los árboles.
Rita Leygría
53 años; Beraztegui, Argentina; Docente
Me encantó este proyecto y disfruté mucho hacer mi árbol. Mi deseo es que se tome conciencia sobre la conservación de los árboles ya que son ellos quienes producen el oxígeno que nos permite estar vivos. Y eso no es poca cosa. Por eso, por favor respetemos a los árboles.
Gaudencia Sedas Rodríguez
CDMX, México
Dulce Chávez
36 años; CDMX, México; Diseñadora Gráfica y maestra de artes plásticas
Olvidamos que aún con toda la tecnología siempre dependeremos de la tierra para vivir.
Enna Negrón
75 años; Villahermosa, México; Maestra de educación preescolar
Me interesé en el Arte Textil ya jubilada. Iniciando con clases de tejido en telar vertical. Fui tomando clases de diseño, tintes industriales y tintes naturales. Con el tiempo me invitaron a formar parte en la AGRUPACIÓN MEXICANA DE ARTISTAS TEXTILES, en la cual colaboré por 4 años. He participado en Exposiciones Textiles en mi país y en el extranjero: Estados Unidos, Venezuela, Uruguay, Chile, Argentina y Polonia.
Estibaliz Hernández
38 años; Querétaro, México; Lic. en administración
¿Por qué no es urgente corregir nuestros errores? Porque es bastante evidente que el planeta ya no nos soporta, y hemos arrasado recursos por comodidad y la ignorancia ya no es pretexto. Tengo un bebé de casi dos años y quiero que sepa que hice lo posible por enmendar el error humano, por alzar la voz y hacer cambios para que pueda disfrutar el agua limpia, el viento y nadar en ríos limpios, no amanecer preocupado por los desastres naturales, agua contaminada o alimentos sin alma. Que mi árbol sea la muestra de la lucha que emprendo desde esta trinchera en México.
Ivette Jarquín
51 años; Tlalpan, CDMX, México; Lic turismo y tec en puericultura
Esta forma de utilizar un arte, pueda hacer conciencia en un bien para la humanidad. Mis deseos que así se logre.
Eunice Méndez
42 años; Zacatecas, México; psicóloga
Fátima Fernández
25 años; Huixquilucan, EdoMex; abogada
Joselyn Aguilar
37 años; CDMX, México; artes
Me uní a este proyecto por que me gustó la idea de una protesta pacífica y de optimismo tenaz. Al momento de decidir qué árbol bordar recordé el sauce llorón que habitaba cerca de la casa de una amiga en Toluca y el tiempo que pasaba admirándolo, bajo su sombra, en paz. Después recordé que hace tiempo un político decidió que los árboles no importaban así que mando quitar parte de los árboles de la ciudad por que estorbaban, entré esos árboles se fue el sauce.
Bordo con optimismo tenaz en memoria de esos árboles, bordo pensando en que podemos tener un futuro diferente, donde no existan sistemas de opresión hacía las personas y los animales, donde los ecosistemas sean valorados no por lo que pueden hacer por la humanidad sino por su rol en el planeta.
Valeria Pinto
25 años; Santiago, Chile; Ingeniera forestal
Me gustaría que este proyecto fuera visible para mucha gente para así concientizar sobre el cuidado del medio ambiente y acercar a las personas a la naturaleza para que puedan apreciarla y amarla.
Beatriz Torres Hernández
55 años; CDMX, México; nana
Para que la vida continúe, unidos haremos un cambio ¡¡siembra un árbol!!🌳
Marta Müller
57años; ceramista ; San Rafael. Argentina
Pienso que este proyecto es enorme, visible, que nos une cuál raíces de todos los árboles del mundo, para cuidarse y cuidarnos, para pertenecer y saber que somos parte de un grupo que queremos hermandad con la naturaleza toda. Querido planeta cuenta conmigo.
Karla Zarco
CDMX, México
Karina Plata
20 años; CDMX, México; Estudiante de arquitectura
Formar parte de esta iniciativa ha sido gratificante al bordar con inspiración, desde lo individual y hasta lo colectivo, no sólo un árbol sino una comunidad que cree en la posibilidad de crear relaciones justas con nuestro entorno natural con toda su diversidad y formas de vida.
Para mí, el árbol representa la vida en la naturaleza y sus ciclos perfectos, sabios… y ver las infinitas posibilidades en el bosque bordado es un reflejo de que en conjunto, podemos lograr grandes cosas y generar un impacto positivo. También significa tener la consciencia del lugar en el que estamos y de dónde venimos, es un llamado para volver a nuestras raíces que son las que nos sostienen. Esto es una señal para tomar acción y es una oportunidad para recordar que nuestras intervenciones tienen la posibilidad de nutrir y reparar, aquí y ahora, en beneficio de la vida. Somos capaces de crear realidades equilibradas con la naturaleza, contrario a lo que acostumbramos creer, y hoy estamos a tiempo.
Liliana Osnaya
38 años; Tlazala de Fabela, Estado de México, México; Ingeniera y profesora
Vivo en una zona de bosque, tristemente la tala en la zona aumenta con el paso del tiempo y las autoridades no hacen nada al respecto. Me gustaría que por medio del artivismo se abran más conciencias y se cierren más aserraderos clandestinos.
Quise homenajear a un árbol con una escena en específico. Todas las mañanas, cuando salía a trotar, me gustaba ver el amanecer con ese árbol y el sol de fondo. Era un árbol sin hojas, a pie de carretera. Este verano no me enteré y ya lo habían quitado para la construcción de carteles publicitarios… Me dio tristeza y quise representarlo en mi bordado.
Julia Arena
CDMX, México
María del Mar Gorosito
44 años; Buenos Aires, Argentina; administrativa
Supe de este proyecto gracias a una amiga y sentí que por fin encontraba gente que vibra en mi sintonía. Quise participar, para visibilizar un problema que nos preocupa. Porque lo que sucede afuera, sucede adentro. Espero que este árbol ayude a visibilizar lo que nos estamos haciendo.
Aranza Lara
29 años; Querétaro, México; Soporte técnico y servicio al cliente
Marina Díaz
46 años; Alcorta, Argentina; Encargada de Museo Comunal
Llegué a la propuesta de la colectiva casi sin querer. Me entusiasmó la idea de bordar (¡me apasiona el bordado!) pero al principio para mí era un bordado más. Mientras pasaban los días e iba enterándome de qué era esto de «zurcir el planeta», más me gustaba la idea. Hace años que cuido todas mis acciones, hago composta, uso poco plástico y reutilizo todo lo que puedo. He aprendido cuál es la flora de la zona para intentar tener plantas nativas en mi patio, y tratar de hacer crecer árboles desde semillas. Un día me encontré con un proyecto maravilloso que aunaba todos estos intereses: bordar para visibilizar la necesidad de respetar la naturaleza. ¿Qué más podía pedir?
Así comenzó el camino: buscar una tela para reciclar, teñirla con tinte natural (de yerba mate, por supuesto, porque el mate me acompaña desde que me levanto hasta que me voy a dormir), elegir un árbol y buscar qué podía acompañarlo. El elegido fue el espinillo porque lo veo a diario pues nace naturalmente en el lugar al que voy a caminar con mis perros. Elegí mariposas, las danzarinas que colorean mi paisaje, para que lo acompañen, y algunas flores de manzanilla, que crecen a montones por aquí. Este proyecto me llegó al corazón. Me llenó de esperanza ver cuántas personas piensan que es posible que la humanidad se reencuentre con la naturaleza y vuelva a aprender a respetarla, amarla y cuidarla, y ver que hay tantas personas que cada día dan pasos en este sentido, luchando colectivamente para re-construir la comunión perdida con nuestro entorno. Gracias por este proyecto, gracias por la lucha, gracias por el amor, gracias por creer en la acción colectiva. ¡¡¡Gracias por zurcir el planeta!!!
Maryam Radanke
39 años; Emneth, Inglaterra; médica de emergencias
Démosle oportunidad al planeta a sanar.
Let’s give our planet a chance to heal.
Ana Lucía Ortiz
26 años; Guadalajara, México; empresaria
Entre tantas noticias de inundaciones, temblores, inseguridad, pobreza, cambio climático, aumento de la temperatura del mundo… pienso si alguien pensará lo que he tenido siempre en la cabeza. He crecido con la motivación de reducir mi impacto ambiental, pero ¿habrá más personas que piensan en estas cosas?
Y haciendo mi árbol descubrí que si hay personas que piensan ¿Qué puedo hacer?
Bordar un árbol me ha dado la oportunidad de inspirar a más personas, es mi misión y aunque sea difícil no la voy a abandonar.
Atenea Chaparro
34 años; CDMX, México; empleada
Me encantó esta iniciativa ya que da voz urgente a un problema actual que nos afecta en todo el mundo, es una forma de expresar que debemos de rehacer las cosas de una forma distinta y retomar nuestra conexión con nuestra madre tierra.
Paola Zepeda
31 años; CDMX, México; Lic. en Relaciones comerciales
Nancy González Díaz
57 años; Oaxaca, México; Secretaria ejecutiva
¡¡¡La naturaleza, los árboles son una parte muy importante de nuestra vida!!!
Nuestro planeta nos necesita, pero más lo necesitamos nosotros. Ya no tenemos tiempo, es momento de actuar, el cambio es hoy
Diana Campos
39 años; CDMX, México; sin profesión
Adriana Ferreyra
60 años; Pergamino, Argentina; investigadora del INTA
No soy activista pero me gustó la idea de sumarme a un grupo por una idea noble y además mediante algo que me gusta tanto como una manualidad, en este caso el bordado.
Miriam Boncalza
62 años; Pergamino, Argentina; Jubilada
El sauce llorón me recuerda mi infancia.
El árbol de mi familia es un homenaje a la familia que formamos con mi marido que falleció hace tres meses.
María Blanco
64 años; Rosario, Argentina; artista textil
¡¡¡DEFENDAMOS EL HUMEDAL!!!
¡¡¡Y TODOSSSSSS LOS ARBOLES!!!!!!
Me gusta la flor del jacarandá y en la avenida que están aquí en mi ciudad es hermoso verlos florecidos.
María Angélica Maino
87 años; Genova, Italia; Asistente de comunidad infantil
Un gran amor por la naturaleza, su defensa y por las generaciones futuras.
Elsa Leguizamón
54 años; Pablo Podesta, Argentina; Auxiliar de escuela y bibliotecaria
Regina Palacios
40 años; Ciudad de México, México; hogar
Bordando, remendemos los daños hechos a nuestro planeta.
Árbol colectivo
Este árbol lo crearon varias tejedoras en Pergamino, Argentina
Regina Domenge Muñoz
CDMX, México
Vianney Muñiz Orozco
Zinancatepec, Estado de México, México
Cristina Belén
Pergamino, Argentina
Hice este árbol dañado porque estaba en mi calle y sentía que tenía que reivindicarlo.
Judith Botello Rodriguez
62 años; Zacatecas, México; maestra
En 2022 el bosque de esperanza sigue creciendo y visitando diferentes pueblos de México. En 2023 se irá a la Argentina y a Chile. ¡Estás a tiempo de formar parte de este movimiento artivista para invitar a más y más gente a sumarse a la esperanza y acción!