¡No barras las hojas!

Bueno, sí barre el cemento, pero no barras la tierra y las raíces de los árboles. Juntemos las hojas para hacer acolchado natural.

El ciclo natural de un árbol es dejar caer sus hojas para luego poder re-ocupar esos nutrientes, a medida que se degradan, con ayuda de las bacterias y hongos benéficos e invisibles que permiten el proceso de descomposición. Al barrerlas todas siempre, en la práctica le estamos quitando al árbol sus nutrientes naturales.

El acolchado que ofrecen las hojas caídas, como le dirá cualquier buen jardinero, además sirve de protección para la tierra. Retiene humedad y previene el crecimiento de hierba que no quieras.

La caída de las hojas es una estrategia natural para que el árbol pueda reaprovechar los nutrientes que pierde con las temporadas. Así es cómo se mantienen sanos los bosques. Y por eso la tierra en el bosque, el humus, es tan bueno. Las hojas contienen, hasta dos veces más minerales que los abonos naturales como el estiércol.

En la ciudad, no solo hemos cubierto el 99.9% de la tierra de cemento y asfalto, sino que además les barremos las hojas que son sus nutrientes. Reponer los nutrientes que típicamente retiramos al barrer las hojas podría costar cientos de pesos al año. Y lo cierto es que no lo hacemos para los árboles en la calle, así que estamos dejando famélicos a los árboles.

Contrastemos un cuadrito de tierra y raíces en la Delegación Benito Juarez con un cuadrito de tierra en el bosque (Bosque de pino/encino, Ajusco, territorio de la CDMX):

La tierra pelada no puede mantener a su complemento natural de micro fauna benéfica porque el sol la reseca, el agua la inunda y no tiene alimento; los extremos de sequía e inundación le complican la existencia a los microorganismos y es mucho más difícil que se desarrolle el sistema de interrelaciones subterráneas que promueven el bienestar de los árboles y todas las plantas.

Más sobre la microfauna

La microfauna no es dañina: el 99% de la micro-fauna de la tierra es benéfica y las plantas la necesitan para crecen fuertes y sanas como nos gusta verlas. Solo el 1% son los que podrían provocarnos enfermedades a nosotros o las plantas. Para fines humanos, toda la fauna «maléfica» se remedia con una buena lavada de manos antes de comer o preparar comida.

No solo no es dañina, sino que nos ayuda. En su proceso de vida (comer y descomer) la microfauna descompone la materia orgánica que dejan caer los árboles para que los mismos arboles puedan volverla a aprovechar y el movimiento de los pequeños organismos por la tierra, la mantienen aireada en lugar de compactada, lo cual también ayuda a los árboles o las plantas que siembres a crecer felices.

¿Qué puedo hacer yo?

¿Qué tal si de ahora en adelante, cuando queramos limpiar una banqueta, amontonamos las hojas sobre el cuadrito de tierra expuesta alrededor de un árbol? Este es un acolchado natural que alojará insectos benéficos y protegerá las raíces del árbol y la tierra en la que está inmersa y por ende promoverá el desarrollo de micro-ecosistemas que permitirán que la tierra se alimente y los árboles también. Además el “acolchado” reducirá la proliferación de malas hierbas.

También en ese acolchado pueden desarrollarse las larvas de muchas mariposas y escarabajos (como la catarina que se come los pulgones) y después del invierno, nacerán más para apoyar en tu huertito urbano, o en tu banqueta.

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RECUERDA! Es muy importante barrer las hojas de las superficies planas y construidas para que no se vayan al drenaje. Constantemente. Porque si se van al drenaje, aunque ya no las veamos, pueden tapar las tuberías y provocar inundaciones.

Para proteger a los árboles y prevenir inundaciones: Una idea sería crear un mini borde (por ejemplo, una malla estacada) alrededor de un árbol para que se detengan ahí sus hojas. Dentro de esa área se pueden “almacenar” las hojas. Si ya se desbordan, habrá que ponerlas en la composta o la basura orgánica (sin bolsa de plástico por favor).

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Foto de Ciclo de vida de una hoja de Kay en Pixdaus.com