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¿Cuántos kilómetros recorre tu comida para llegar a tu plato?

Dení Rayn Villalba

Cuantos más kilómetros recorre tu comida para llegar a tu plato, más CO2 es liberado en el proceso de transporte.

Hay un concepto relacionado con la huella de carbono de la comida que consumimos que se conoce como foodmiles (literalmente: food = comida, miles = millas) y se refiere a la distancia que la comida viaja desde donde es producida hasta nuestra boca. Mientras más distancia haya recorrido un alimento, es menos sustentable y menos ambientalmente amigable.


Compara el caso de las manzanas que se venden en la Ciudad de México:

  • Una manzana de Temoaya, Estado de México, o Zacatlán de las Manzanas, Puebla, atraviesa unos 80km o 200km (respectivamente) en camioneta o coche (estos son ejemplos de productores que venden en el Tianguis Bosque de Agua)
  • Una manzana de Chihuahua atraviesa 1,500km en camión
  • Una manzana del norte de Estados Unidos atraviesa 3,500km en camión
  • Una manzana chilena atraviesa unos 7,400km en avión
  • Una manzana de Nueva Zelanda viajaría más de 11,000km en avión

Los cálculos precisos de producción de gases de efecto invernadero son complejos, pero a grandes rasgos: si la producción de CO2 fuera igual para todos los medios de transporte, todas las manzanas extranjeras provocarían mayor producción de GEI (gases de efecto invernadero) simplemente por recorrer más distancia. En realidad, un vuelo en avión produce 3 a 8 veces más CO2  por kilómetro que un camión, así que la producción de gases de efecto invernadero es aun más alto cuando se transportan productos perecederos largas distancias.

foodmiles apples-basket-1047444 Photo by anna-m. weber from Pexels


¿Cuánta de la comida que comes es producida localmente? ¿Cuántos cientos o miles de kilómetros ha viajado hasta tu plato?

Si hacemos un esfuerzo por consumir comida producida regional y localmente, apoyamos a los productores locales y al medio ambiente. Si además procuramos consumir productos poco procesados y empaquetados, ayudaremos mucho más.

Los multiples recorridos para hacer un yogurt

Una cosa es la distancia que recorrió una fruta desde su punto de acopio hasta tu supermercado. Pero eso no considera recorridos desde el lugar de cosecha hasta el punto de acopio, o traslados con emisiones de GEI para el sembrado y cuidado de las plantas.

En productos más complejos, habría que tener en cuenta no solo el traslado del producto terminado hasta tu supermercado, sino también el acopio de todos los ingredientes de diferentes lugares, el procesamiento mismo y todo empaque presupone más gasto energético y traslado de materiales para su creación.

Por ejemplo, se analizó la cantidad de material que se necesita para producir un frasco de yogurt de fresa que se vende en Stuttgart, Alemania:

  1. las fresas se llevan de Polonia al oeste de Alemania para ser convertidas en mermelada
  2. de ahí son llevadas al sur de Alemania
  3. los cultivos para el yogurt vienen del norte de Alemania
  4. el maíz y el trigo vienen de Holanda
  5. el azúcar viene del este de Alemania
  6. las etiquetas y la cubierta de aluminio se traen de una fábrica a 300 km
  7. únicamente el frasco y la leche se producen localmente

En total, se calculó que para generar un camión lleno de yogurt para entrega en el centro de distribución en el sur de Alemania, es el equivalente de un recorrido de 1005 km, con un consumo de 400 litros de diesel (referencia).

Y ese cálculo aun no incluye los gastos energéticos y con emisiones de GEI previos a la manufactura del yogurt:

  • los combustibles fósiles que consumió el granjero para fumigar sus cultivos de fresa, y cosecharlos;
  • los agroquímicos mismos tienen un consumo de combustibles fósiles en su procesamiento y distribución
  • el aluminio de las tapas de los frascos de yogurt viene de minas a miles de kilómetros y el proceso de extracción de aluminio del mineral requiere mucha energía
  • para empacar los yogurts usan una maquinaria con su gasto energético
  • esa maquinaria originalmente se trasladó de Suiza o Inglaterra
  • los empleados de la fabrica se trasladan cada día de su casa al trabajo
  • puedes sumar también el traslado de los que compran el yogurt en el supermercado.

Y así sucesivamente: resulta que el costo en emisiones no es muy evidente para el comprador, pero es alto.

Los productos no reflejan el daño ambiental intrínseco en su procesamiento

El asunto es que los combustibles fósiles son muy baratos. El precio de la gasolina no refleja el costo de las carreteras, ni el daño que quemar combustibles fósiles provoca en el medio ambiente. Estos costos se tienen que pagar tarde o temprano pero no se suman al precio del producto; si el precio del producto reflejara lo que realmente cuesta ambiental y logísticamente hablando, probablemente lo pensaríamos dos veces antes de comprar algunos productos importados.

Los supermercados prefieren comprar productos un poco más baratos sin pensar que los costos sociales y ambientales serán pagados tarde o temprano, seguramente por nuestros hijos.

¿Qué puedo hacer yo?

Nosotros podemos decidir consumir más productos locales o regionales, apoyando a las comunidades rurales y beneficiando al medioambiente al utilizar menos combustible para el transporte y menos empaques, menos plástico, menos unicel, menos aluminio, etc.

En cualquier tianguis puedes preguntar de dónde viene la fruta y podrás identificar los vendedores que sí saben y los que no. También si la fruta no es de temporada en México, seguro no es local. Para saber qué fruta o verdura está lista cada mes del año, esta tabla es un buen recurso.


Si estás en duda sobre cuántos kilómetros pueden haber recorrido tus productos, puedes usar la calculadora de «millas-comida» en Foodmiles.com (en inglés).

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