El proyecto de este blog empezó con la idea de aprovechar nuestro gusto por la costura y la creación para re-aprovechar telas viejas. Aunque uno agujeree su pantalón en la rodilla o un suéter en el codo ¡el resto de la tela está casi nueva!! Podemos remendar. O podemos transformar. ¿Qué hacemos con ella?
Empezamos mis amigas y yo, de muy lejos y de aquí en México, platicando ideas de cómo transformar una cosa vieja en una cosa nueva.
¿Se acuerdan de una escena en La Novicia Rebelde donde todos los niños están trepados a los arboles vestidos con ropa de juego hecha por María de las cortinas viejas que el Capitán había mandado cambiar (y tirar)? Vienen llegando a su casa en un bote cuando los ve él y está horrorizado al pensar que sus niños estuvieron paseando en público vestidos de cortinas. ¿Pero cual es el problema??
A mi, eso me encantó, me inspiró — ¡pero no cuando lo ví a los 7 años! Entonces solo me causaba mucha risa. Ahora me encanta la idea de no tirar, re-aprovechar y de CREAR. Sobre todo de crear y me da pena estar buscando telas nuevas en las tiendas, cuando hay tantas telas disponibles en las cosas que ya no usamos.
Ese gusto por re-transformar, re-utilizar, re-crear, nos inspiró a crear “Zurciendo el Planeta”. Pero yo no soy costurera de formación. En la secundaria a la que asistí, alucinaba las clases de costura que teníamos y los intentos de enseñarme a coser a máquina. No le veía ningún sentido: ¿cuándo iba YO a coserme la ropa, si todo estaba ya hecho en las tiendas? Y también tenía un giro anti-feminista para mí esa clase, dictada en un sótano de una escuela para mujeres que se enorgullecía de formar mujeres libres, pensantes, informadas que podíamos hacer todo lo que durante siglos se le negó a nuestro género. Para mí la costura era nula.
Pero ya sabemos que maduramos y cambiamos de idea.
Para mí todo empezó como a los 25 años cuando mi mamá me pidió que vaciara unas bolsas de mi closet en su casa. Y empecé a sacar ropa mía de los últimos 10 años que había embolsado porque estaba tan rota que no la podía usar. Pero de pronto, “me encantaba este pantalón” y “esta blusa era tan cómoda”… y de tanta pena que me daba tirarlas se me ocurrió hacer una colcha de retazos. Con cero conocimiento del procedimiento. Pero con algo de sentido común e inspiración, recorté un cartón cuadrado para darme una medida y me propuse reducir la montaña de ropa inútil a pilas ordenadas de cuadrados iguales de tela. No tengo fotos, porque entonces no se me ocurría tomarles foto. La confección de esa colcha tardó más de un año, inicialmente a mano, y luego con la ayuda de mi amiga Laura Navarro y su máquina de coser en Pergamino, Buenos Aires, y aquí vino la iluminación. De ahí en adelante, se transformó mi relación con la máquina de coser. Quise hacerme amiga de ella…
Al año siguiente, mis papás me regalaron una máquina de coser. Otros años más y tuve niños a quienes hacerles cosas. Los niños pequeños son un comienzo ideal porque mientras son chiquitos se ponen lo que les propongas, se ilusionan de lo que te ilusiona y disfrutan tus hechuras aunque tengan deficiencias técnicas (si, las mías tenían muchas). Luego crecen y aunque puedan ser muy solidarios para algunas cosas, ya los limites de lo que están dispuestos a ponerse se elevan y o nos ponemos al nivel costurero o buscamos otro objeto de nuestras creaciones.
Pero yo aun, muy nueva a todo esto, solo pensaba en crear para los niños con telas nuevas. Se me ocurría arreglar una rodilla agujereada, achicar o agrandar cinturas, coser botones, todo eso lo había medio aprendido con mi mamá (que no le gustaba coser, pero es hija de una mujer que cosía y tejía de maravilla, y aplicaba los aprendizajes cuando se presentaba la necesidad).
En esos tiempos conocí a una gran amiga, Nadie St Pierre, que ya iba muy bien encaminada en la recuperación y transformación de telas. Era, informalmente, el centro de acopio y redistribución de prendas útiles de su comunidad de amistades. Yo también le llevé las ropas que ya no usábamos y recibí de la red para mi y mis niños! Y de esas pilas de prendas, algunas que no encontraban dueño o estaban muy maltratadas, las transformábamos en otras cosas. Ella tampoco es costurera de formación pero llevaba más años experimentando y la prueba y el error nos van instruyendo… Un día me propuso que empezara a coser con ella y, cuando podíamos, nos reuníamos los viernes en la noche y tomábamos té, comíamos chocolate y hacíamos o más bien re-hacíamos cosas. Ocurrentes. Fueron unos años de descubrimiento.
Así se tejió una amistad y una posibilidad. Que quisiera compartir con mucha gente.
Y en estos años conocí también a mi amiga Eunice Mendes con un hijo de la misma edad que los chiquitos míos, con muchas coincidencias de perspectiva y muchas ganas de crear un mundo agradable para nuestro hijos y un encanto para la creación y la costura. Y con ella quisimos hacer un proyecto llamado Zurciendo el Planeta.
Aquí algunas re-creaciones:
Una cortina de tienda de segunda mano en un vestido.
5 respuestas a «Cómo empecé a coser»
Buenísima historia de vida.
Que bonita entrada, me gustaría aprender a coser, hace poco tomé un curso pero fue como más de bordado, buscaba uno como «aprenda a usar la máquina de coser» cosas un poco más prácticas.
Gracias Meli!
Si estás en la Ciudad de México, acércate a uno de nuestros talleres (generalmente hacemos uno por mes en diversos puntos de la ciudad, toda la información está en la pestaña de Talleres). Ahí podrás estrenarte en la máquina de coser.
Te adelanto que estamos considerando armar un pequeño curso de costura ecológica en 2019, donde aprenderías las bases de la costura (a mano y a máquina) pero con proyectos que nos ahorren el uso de plásticos y nos incentiven a hacer el reciclaje de la ropa vieja. Ya anunciaremos aquí y en las redes sociales, si se concreta!
Saludos!!
Esto me interesa muchísimo, yo tengo una máquina de coser y no se usarla, pero me encantaría reutilizar mi ropa y hacer cosas nuevas.
¡Qué padre Mariana! Únete a uno de nuestros talleres para empezar a usar tu máquina de coser. ¡No es nada difícil! Aun no tenemos fechas para 2019, pero cuando las tengamos las compartiremos en redes sociales y en la pestaña de talleres aquí en la página.