Pacíficum es un documental sobre el Pacífico peruano, con tomas maravillosas y un giro más profundo. La primera mitad es un planteamiento de la paleontología y la historia natural de la costa peruana cuando el hombre era simplemente un ser más. La segunda parte de la película empieza con las palabras: “Se están pagando muy caras las consecuencias de perder el sentido de reciprocidad con el mar”.
Mariana Tschudi enlaza no solo la flora y fauna actual del mar peruano, sino que arma una historia más compleja y completa sobre esta zona de encuentro de ecosistemas, su interdependencia y fragilidad: mar y costa.
El desierto costero del Perú fue antes el fondo del mar, cuando la disposición de los continentes era otra y antes del surgimiento de los Andes; y luego las culturas prehispánicas se desarrollaron a lo largo de la costa en estrecha relación con el ecosistema costero.
Abre la película en el mar, para pasar al fondo de un mar muy lejano en el desierto de Ocucaje en el sur del Perú. Ahí conocemos al paleontólogo Rodolfo Salas, que nos muestra una ballena fósil a la que se le ve el detalle de las barbas con las que filtraba plancton hace 12 millones de años.
Los restos preservados en este desierto permiten una apreciación de la evolución de los organismos marítimos durante 40 millones de años. Nos enseñan una transformación de animal terrestre en ballena con una animación digital que se combina ágilmente con las tomas fotográficas.
Con la colisión de placas tectónicas, se levantaron los Andes y el fondo del mar antiguo, pasó a ser el desierto costero.
Los primeros pobladores humanos, aparecen en el documental con trazos etéreos (dibujados por la directora) sobre la imagen filmada para representar una historia que solo podemos conocer parcialmente.
Eran cazadores y recolectores, con una relación estrecha con el mar, una fuente aparentemente inacabable de riquezas materiales y espirituales. Dice la narradora: “nada de lo que vemos ahora se puede comparar a esa abundancia de vida, que todavía no había sido depredada”. Para estos primeros pobladores de la costa peruana, el mar era venerado como dador de vida y construyeron templos a lo largo de la costa, decorados con señales de esa relación especial con el mar.
El biólogo subacuático Yuri Hooker, lleva el documental al fondo del mar y nos comenta, “Vemos que el mar es inmenso, y pensamos que es inagotable y que nada de lo que hagamos lo puede afectar. ” Descubrimos imágenes fabulosas como una mantaraya con medio centenar de rémoras encima, cangrejos, anemonas, crustáceos y babosas de mar. El mar de Grau es uno de los que más plancton tiene en el planeta, por eso se ve turbio. Esa misma cualidad atrae a mucha fauna que se alimenta del plancton.
Pero las cadenas alimenticias se ven interrumpidas por la avaricia del hombre. La anchoveta, antes uno de los peces más numerosos del planeta, ha sido tan sobre explotada para fines industriales (principalmente harina de pescado), que es cada vez más escasa, y la fauna que dependía de ella, como pelícanos, cormoranes , pingüinos y lobos marinos, tienen que ir cada vez más lejos para encontrarlos, a veces tan lejos que no regresan a tiempo para alimentar a sus crías.
Las relaciones entre los animales son re-calcadas en las huacas prehispánicas de la costa peruana: se repite la imagen filmada, de pelícanos y cormoranes pescando, en un friso tallado en barro.
En la segunda mitad de la película se ven los puertos moviendo toneladas de carga, las playas y ríos de Lima cubiertos de basura, la densamente edificada ciudad de Lima. En una largas tomas de la basura acumulada en el fondo del mar, parece que la basura se ha vuelto tan inacabable como creíamos que era el mar mismo.
“La botella de plástico será el fósil más común dentro de unos cientos de miles de años.” dice Salas. Desde la paleontología asegura que, a lo largo de la historia natural del planeta, la enorme mayoría de las especies se han extinguido y tenemos mucho que aprender de todo lo que pasó antes de que el hombre cobrara conciencia de la evolución.
Entre imágenes majestuosas del mar, de animales enormes como las ballenas jorobadas hasta la pequeña fauna de los arrecifes (algunos artificiales, creciendo sobre los restos que dejan los hombres), los voceros del documental reflexionan sobre como, desde sus especialidades, perciben el papel peculiar del hombre “moderno”.
Están de acuerdo que la vida genera más vida, dada la oportunidad. Se han empezado a recuperar las ballenas jorobadas desde que se declaró un moratorio internacional para protegerlas; ha regresado la vida al Pantano de Villa, en pleno distrito de Chorrillos, Lima, desde que se declaró Area Natural Protegida. Hooker, investiga la flora y fauna de la profundidad del mar, registrando especies nuevas, porque solo se puede proteger lo que se conoce.
Entre todos concuerdan que el mundo no se acabará, pero la huella que deja el hombre es profunda. Como dice Salas, “la tierra seguirá su camino y la evolución continuará”, pero los que corren peligro de extinguirse, somos nosotros. Cómo dice Michel Cousteau, nuestra supervivencia, depende de nuestra relación con el mar.
El documental concluye con un recorrido aéreo por las zonas fértiles y fronterizas entre mar y tierra y con un llamado a crear “áreas de esperanza”, reservas marinas para poder proteger la vida marítima así como la de la costa, sierra y selva del Perú.
Es un llamado que haremos bien en escuchar, tanto en el Perú, como en México y en todos los países costeros del planeta.
Datos de la película
Pacíficum: el retorno al oceano
Directora: Mariana Tschudi
Año: 2017
Duración: 75 minutos
Más información: http://www.pacificumdocumental.com
Dónde la veo: está en Netflix
Trailer:
Una respuesta a «Pacíficum: el retorno al oceano»
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