Muchos alimentos llevan etiquetas que nos dicen, como esta caja de Kellogg’s Cornflakes, que son «100% de origen natural».
Pero piénsalo: si te lo vas a comer va a tener que venir de una planta o un animal. El «natural» no quiere decir nada más que eso. Y lo más probable es que sea de la agricultura de convencional y que tenga rastros de pesticidas.
En el caso de los Cornflakes de Kellogg’s, según evaluaciones del Environmental Working Group (EWG, asociación civil de EEUU que evalúa la toxicidad muchos ingredientes tanto de alimentos como cosméticos) contienen butilhidroxitolueno y es uno de los alimentos procesados en el que se detectaron altos niveles de glifosato (informe de 2016 de Food Democracy Now y el Detox Project).
El butilhidroxitolueno es un compuesto que está permitido en Europa y EEUU en pequeñas cantidades por sus propiedades antioxidantes, pero que también se han demostrado efectos nocivos en estudios con animales. Algunos de los resultados reportados son: impactos en el sistema reproductivo, alteraciones en el desarrollo del organismo, bajo peso al nacer, efectos en la tiroides, tumores en el hígado, cancer de pulmón, hiperplasia (aumento de tamaño de algún órgano), alergias y, en dosis altas, incluso hemorragias (checa la ficha de butilhidroxitoueno de EWG).
El glifosato es un herbicida de Monsanto conocido también como Round-up. Se usa en combinación con semilla genéticamente modificada para ser resistente a este herbicida («Round-up ready») de manera que el cultivo termina siendo lo único que crece en ese campo. Se ha demostrado que el glifosato o Round Up tiene efectos nocivos para la salud de mucho más que la mala hierba. La Agencia Internacional para Investigación del Cancer lo evaluó en 2015 como «un probable carcinógeno humano» (informe OMS) pero no se han hecho los estudios necesarios para evaluarlo con seguridad. Está demostrado que la exposición de la población humana a este posible carcinógeno está aumentando y un estudio del Detox Project y Food Democracy Now ha detectado rastros de este agroquímico en muchos productos comunes de super mercado. Lee el informe aquí.
Ahora bien, no hay que ser alarmistas: muchos hemos consumido los Cornflakes y no nos ha pasado nada. El problema radica en que cada vez más alimentos procesados contienen pequeñas cantidades de aditivos y agroquímicos como este, y si estamos consumiendo muchos podemos llegar a tener niveles peligrosas de sustancias tóxicas en el sistema con efectos nocivos a largo plazo. Se considera que son particularmente dañinas en los niños.
Lee aquí la ficha de EWG sobre los Cornflakes.
Más ejemplos de cómo ser críticos en la lectura de las ventas "ecológicas".